Cuestionar la iglesia católica es difícil en este país, hay pocas instituciones que tienen la libertad de hacerlo. En nuestro caso, somos un teatro independiente y eso nos permite abordar temas polémicos sin pasar por una aprobación institucional. Creo que eso puede ser interesante para el público, poder ver cómo se aborda desde el arte la relación entre la fe y el poder, y las situaciones de abuso en el marco de la religión católica.

Asimismo, el caso Sodalicio tiene un universo muy complejo, los testimonios y las investigaciones periodísticas, incluso las investigaciones de padres de ex sodálites, señalan en el Sodalicio una dinámica parecida a una secta. La obra explica, de manera general, cómo es que funcionaba ese sistema, y se concentra de manera específica en las historias de jóvenes que caen en él. Presentamos esa dualidad, esa relación entre el individuo y el sistema del SVC.

También pienso que la forma en la que hemos abordado estos temas en la obra ha hecho que el público se conecte. Es una forma directa, frontal, diciendo todo lo que tenemos que decir pero sin caer en el morbo, y también concentrándose en la experiencia de estos jóvenes, en los detalles, adentrándonos en sus historias, tratando de comprenderlos.

Esta pudo haber sido una historia tuya, mía o de alguien que conoces y al que se le ha enseñado desde muy chico o chica que no debe cuestionar la iglesia porque hacerlo es cuestionar a dios. En este país, de alguna manera u otra, todos tenemos una relación con la iglesia. Ya sea a través de nuestras familias, nuestros colegios, leyes, etc. Eso nos toca a todas y todos.

Claudia: Es importante entender que los testimonios de diferentes años y las investigaciones describen un sistema que tiene un procedimiento y dinámicas determinadas. Decidimos representar en la obra el proceso por el que atravesaban los adolescentes y jóvenes dentro de ese sistema, desde su punto de vista.

Específicamente, hay una escena donde a través de una narración coral y una secuencia física representamos ese proceso. Desde la felicidad de los adolescentes de ingresar al Movimiento de Vida Cristiana y haber encontrado un lugar donde se sienten especiales, pasando por el descubrimiento de una vocación sodálite y decidir entrar a un proyecto con el que pensaban cambiar el mundo, hasta entrar en San Bartolo y perder su identidad, alejarse de su familia, doblegar su voluntad para obedecer ciegamente la voluntad de sus superiores en el Sodalicio.

PUEDES  ESCUCHAR UN TESTIMONIO DE UNA VÍCTIMA DEL SODALICIO QUE ADEMÁS, APARECE EN ESCENA, EN ESTE LINK.

Como directores, identificamos la importancia de lo colectivo en la obra para poder representar estás dinámicas sodálites. Los sodálites se visten igual, hablan igual, no se les permite tener un pensamiento propio, ni una identidad corporal propia. Por eso decidimos que la obra sea representada por un coro de sodálites. Esta idea también nos pareció pertinente para representar la situación de las denuncias de las víctimas del Sodalicio, cuando una lee los testimonios, sabes que por más que cada víctima desconocía lo que pasaba con las otras víctimas en su momento, sus historias tienen puntos en común, que revelan las estructuras de las dinámicas de abusos.

El segundo punto, importantísimo, es el cuerpo. El cuerpo capturado influye directamente en el estado de la mente: uniformando a todos, aislándolos, exigiendo la realización de un número irracional de ejercicios que debían hacer diariamente, manteniéndolos agotados y con hambre por el poco alimento que podían obtener y las pocas horas de sueño; y, finalmente, la negación total del placer sexual y la culpa por inevitablemente sentir ese deseo. El cuerpo capturado está presente en algunas escenas de la obra y en esta escena específica de narración coral y secuencia física que mencioné hace un momento.

Alejandro: La creación del proyecto empezó en marzo de 2017 y se estrenó en junio de 2018. Hasta el día del estreno hubo ajustes que hacer en relación a los datos, puesto que no se trata de una obra de ficción y trabajamos con nombres reales. Tuvimos asesoría legal que nos ayudó a entender hasta dónde podíamos llegar. 

Todo lo que aparece en la obra ha sido tomado de entrevistas que se pueden encontrar en internet, entrevistas aprobadas por el mismo Álvaro Urbina, blogs de otros ex- sodálites, los libros de Paola Ugaz y Pedro Salinas, e información reconocida por el Sodalicio, así que en estricto rigor no estamos sumando información nueva al caso sino adaptándolo a un hecho teatral.

Poner su foto en plena escena, es una forma teatral de, por un lado, marcar su presencia en las acciones del sistema sodálite que vemos en las escenas. Siendo el creador de las bases del Sodalicio y líder máximo de la organización, en la cual, según las decenas de testimonios, no se hacía nada sin su aprobación. Entonces, pensamos que es muy clara su omnipresencia, a través de la ideología Sodálite, en lo que ocurría en las diferentes actividades de la organización.

or otro lado, es una forma teatral de hacer que dé la cara por las denuncias que ha recibido en su contra como cabeza de toda la organización, como creador del sistema y como perpetrador directo. Esto último nos parece importante ya que, hasta el día de hoy, se encuentra en una "cárcel dorada" en Roma.

Alejandro: Durante las funciones de San Bartolo, sobre todo en la primera temporada, podíamos identificar a hombres altos, blancos, rubios, que salían de la sala conversando entre ellos. A veces se nos acercaban y nos preguntaban por los directores de la obra y nos presentábamos, entonces empezaban conversaciones muy bonitas llenas de agradecimiento. Varios de ellos habían sido ex-sodálites y nos felicitaban por haber logrado comunicar un poco de lo que fue su experiencia en San Bartolo. Creo que ese es el mayor de los logros de este proyecto, porque cuando como artista te acercas a contar la historia de otras personas existe el temor de banalizar o de incluso herir susceptibilidades.

Pero sin duda, lo que más nos llena de orgullo es poder hacer eco del trabajo de investigación que tanta angustia, esfuerzo y paciencia les ha costado a Paola Ugaz y a Pedro Salinas, y de las voces de los denunciantes que se han animado a hablar. A todos ellos les dedicamos esta temporada que, en esta tercera ola nos está costando tanto trabajo sacar adelante. Claudia cada función ha tenido que pilotear al elenco para crear una versión con reemplazos y yo he actuado en 3 de las 10 funciones. 

Resistiremos.

“San Bartolo” es apta para mayores de 14 años y va en funciones de jueves a lunes a las 8:00 pm y los domingos a las 7:00 pm. en Teatro La Plaza. 

Para ingresar al teatro es requisito indispensable presentar carnet de vacunación completa (físico o virtual) y llenar la ficha sintomatológica que se obtiene al comprar las entradas AQUÍ