Historia de esta celebración

En 1983, tras celebrarse el "2° Encuentro de Organizaciones y Movimientos Indígenas de América" en Tiwanaku, Bolivia, los pueblos participantes determinaron que todos los años en esta fecha se recordará la memoria de todas aquellas mujeres portadoras de la herencia cultural y ancestral de estas comunidades; así como también de aquellas que murieron en la lucha contra la discriminación y los abusos cometidos a este género y etnia durante la historia. 

Las mujeres de los pueblos originarios dan fuertes luchas por preservar sus identidades y para acceder al ejercicio de los derechos, ya que mayoritariamente son excluidas de la Educación y del acceso a la Salud. La igualdad de derechos, la garantía de oportunidades y la erradicación de todo tipo de violencia hacia las mujeres indígenas, así como el respeto a sus lenguas y a sus tradiciones, son algunas de las deudas que aún hoy, en el siglo XXI, mantienen los Estados para con los pueblos originarios (Info tomada de aquí)

Portada: SERVINDI


LIBRES, la canción


La producción LIBRES, aborda el tema de la violencia de género y ha sido realizada en el marco de una experiencia de creación audiovisual con jóvenes indígenas amazónicos, pertenecientes a la Organización de Estudiantes de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Peruana (OEPIAP), y conducida por Radio Ucamara con la colaboración de Chaikuni. 

En “Libres”, participan 7 jóvenes de 4 pueblos originarios: Doris Huancho Guerrero y Leonarda Suarez Guerrero, del pueblo Ticuna, Lorena Ahuanari Petsa, Betsy Mayak Pacunda y Ronal Huaje Wampuch del pueblo Awajún, Mitiap Wasum Tampet del pueblo achuar y Lex Luber Majipo Tuanama del pueblo kukama-kukamiria.

La letra, elaborada por sus propios intérpretes, se inspira en vivencias personales y en la memoria de sus pueblos. Habla de dificultades y de luchas, pero también de fuerza, de esperanza y de cambio.

La violencia de género se manifiesta en muy diversas formas de exclusión y de opresión. Es un problema global, ante el que las mujeres indígenas se encuentran en una especial situación de vulnerabilidad, especialmente aquellas que habitan en zonas rurales con menor nivel formativo y sin acceso a servicios ni redes de protección social.

Violencia que a veces llega desde fuera, con personas que tienen “otra mentalidad” como canta Doris, refiriéndose a lo que ocurre en su tierra, el territorio del pueblo tikuna en la triple frontera Perú, Brasil, Colombia, donde el narcotráfico trae dinero, pero también abusos, explotación sexual y desestructuración familiar.

También está la violencia de dentro, la que explota en el hogar, sobre todo cuando se pierden los valores, las estructuras sociales y la identidad, cuando la frustración y el alcohol se mezclan. Son historias que se repiten en todos los rincones del mundo. Ronal y Betsy tienen la valentía de cantarlo para que no siga ocurriendo, “para que nuestros hermanos y hermanas no pasen lo mismo”.

Los roles de género tradicionales de los pueblos indígenas, basados en la complementariedad entre hombres y mujeres, han ido cambiando con la colonización, el despojo de sus territorios, la creciente dependencia de la economía de mercado y la asimilación cultural. Frente a esta situación, las nuevas generaciones, con mayor acceso a la comunicación y a la sociedad global, tienen el reto de encontrar nuevos espacios y construir nuevas identidades sin renunciar a sus raíces.

Es por eso que las voces de Lorena, de Doris y de Leonarda, se miran en las cosmovisiones de sus pueblos, donde la mujer es generadora de vida, es quien tiene el conocimiento y el poder para criar las plantas, los animales y las personas. La mujer comparte los alimentos y el masato velando por la armonía, la salud, la abundancia del núcleo familiar y de la comunidad.

Esa fuerza creadora de lo femenino, trasmitida de madres a hijas, muchas veces invisibilizada pero nunca perdida, vuelve a brotar y toma nuevos significados para las jóvenes indígenas, las empodera para conquistar nuevos espacios de participación pública y de liderazgo que tradicionalmente eran patrimonio de los hombres. “Somos guerreras”, cantan: “es hora de levantarnos”.

Son voces que resuenan con la libertad de quien logra transformar el dolor en esperanza, la rabia en fuerza.

Voces que se levantan para ser escuchadas en las comunidades y en las ciudades, en la Amazonía y el mundo, invitando a otras muchas voces de mujeres y hombres para que también se levanten, libres.

Leonardo Tello Imaina


Radio Ucamara

Imagen del Instituto Chaikuni