El taller que propuse, titulado, La disciplina del goce, era una invitación a pensar el encierro desde diversas perspectivas: emocionales, psicológicas, físicas, con el fin de transgredirlas. Salir, romper, sacar el cuerpo, quebrar un poco las fronteras a partir de un corpus de lecturas interdisciplinarias potente e intenso. Fruto de este taller los participantes escribieron textos verdaderamente buenos, y es por ello que quiero darles este espacio para visibilizar su trabajo.
Roxana Angelats, médico veterinaria, ha desarrollado una poética propia interesante, cargada de ritmo y de un uso de la palabra tan lúdico como profundo. Prueba de ello, es el poema que elegimos presentarles, en el que reflexiona sobre un tipo particular de encierro. Por su lado, Oscar García Meza, comunicador, decidió explorar el encierro a partir de una pintura que él eligió observar y narrar líricamente. En tercer lugar, el poema de Carla Valdivia, actriz, responde a una pregunta que planteamos en el taller como disparador para la escritura: si no fueras quien eres, ¿qué te gustaría ser? a algunos nos gustaría ser el mar, un árbol, una hoja de papel. En su poema, ella desarrolla desde su poética qué quiere ser y cómo se imagina serlo.
Finalmente, Patricia Saldarriaga, docente, sorprende con este poema en el que la violencia se luce con dolor y fuertes pinceladas de realidad. El tema de la violencia contra la mujer, los asesinatos, las violaciones, los cuerpos invisibilizados de madres, hijas, abuelas, hermanas. Ella ha elegido responder a una pregunta: cómo es el encierro de la muerte, o mejor dicho, del silencio que da la muerte a un cuerpo que quiere decir.
Les invito a leerlos. Son verdaderamente talentosos y demuestran el gran trabajo que podemos hacer en este espacio de eros que se rebela ante la muerte del encierro.
Y si te interesa conocer el taller que comienza este lunes 17 de agosto, haz click aquí. También para info e inscripciones puedes mandar un email a: matriculasdetaller@gmail.com
- roxana angelats
El saurio en su laberinto
Nunca te había examinado así
con el tiempo recostado en mi propio lecho
mirando largamente
los agotados ojos de tu palabra.
Mirarte así:
tan rolliza,
tan cobarde,
tan profana.
De todas las veces que habías anunciado
aquello que nunca luciste
en tu vitrina,
Y te fuiste expandiendo
hasta completar todos los espacios
con miseria,
luego te encogiste…
y allí te diste cuenta
que tu corazón ya no calzaba tu tórax incompleto
y se te volvió piedra la pulpa del Atlas,
el espinaso,
tu piel
que desteñía un canto sulfuroso
y fuiste mudando tu cáscara…
tantas veces.
Y tus ojos lisos acaso preferirían
quemarse en la aridez de tu libertad
mientras el día sigue caminando
como dejando caer su tilde
D I
´
A
cuando no comprendo
en qué espacio de la d se percibe un a
y en la luz del a
se va filtrando tu oscuridad
hasta confundirse
en un irremediable viceversa.
Ahora que no puedes cruzar
este transparente silencio
que cuida tu frágil sequedad
y te das cuenta
que mudaste de piel tantas veces
¡sin haber cambiado nada!
sigues allí arrastrando tu cuerpo
y mezclando tu cáscara con tu miseria,
masticando tu moribundo alimento
sin poder inyectarle tu vida
para arrancarle la muerte.
Pero aún estás viva
en este atemporal espacio
en que dejaste de ser
y empezaste a calentar con lámparas
tu entristecida vitrina
hasta el día en que miraste tu reflejo
del otro lado
y preferiste
reventar.
- óscar garcía meza
Sin título
Aunque intentaba no verla
tapándola con las ganas, con pastillas, con ideas
la sentía latente
Como si en vez de escaparme
estuviera adentrándome cada vez más
en su espacio
en su ánimo
en su estilo de vida
Al despertar ya estaba sentada frente a mí
o acaso siempre estuvo
- carla valdivia rosello
Soy un sueño
Soy un sueño
Donde frontera es una palabra muerta
Donde los cuerpos se confunden de dueño
Soy el sueño de una mujer de piernas gruesas
Donde el dolor transmuta en una planta
Donde los rostros son primera vez todos los días
Soy el sueño de una mujer con un hueco en la espalda
Donde las heridas viven enmarcadas en cuadros
Donde un pez prepara el desayuno
Donde suena una canción que cantan los caballos y las vacas
Y amanece.
Aunque nunca amanece.
Soy un sueño
- patricia saldarriaga
I
soy un cuerpo oscuro
soy una más
de todas las mujeres
asesinadas
por el virus
por un hombre
familiar
o desconocido
¿mi nombre?
¿mi nacionalidad?
¿mi lengua materna?
hablo desde la fosa común
de Nueva York
adonde tiraron los cuerpos
de los inmigrantes
afectados
hablo desde el desierto
carcomido
de Arizona
mis huesos
están cubiertos
por su imagen
sí, la de ella
la que mi tía llevaba
en el bolso
la que tantas tías
tuvieron que abandonar
y ceder a las piedras
hablo desde las entrañas
del cerro
que parcelaron
y apropiaron
entre ellos
hablo desde la caja
de frigorífico
donde me descuartizaron
como bebé
otra vez
me pusieron en bolsas
con los cuerpos hediondos
e infectados
que nadie quería tocar
ni cargar
para saber quién soy
tendrías que penetrar
las negras nevadas
y encontrarme
¿lo harías?
¿correrías el riesgo
de encontrarte
con mis salvajes dientes?
¿o tal vez no quieras examinar
los moretones entre mis piernas
mi teta extirpada
o el ácido de mi rostro?
o no querrás descubrir
la jeringa anticonceptiva
que utilizé
para el cruce
yo no tuve un entierro
a lo drive through
me encajonaron
me tiraron
y abandonaron
te hablo desde mi refugio
y te digo que aquí no está el infierno
sola, desnuda, con moscas e insectos
que se pelean por mis restos
estamos otras
estoy
cada una aislada
como filósofas
meditando
nos prometieron
un juicio
que no llegó
en mi cuerpo oscuro
soy una más
soy la otra
ninguna otra