Me llamo Ketty Marcelo López. Tengo 43 años. Soy del pueblo yánesha-ashánika.  Nací en la Comunidad Nativa Pucharini, en la provincia de Chanchamayo. Tengo dos hijos: uno de 15 y una de 9. Vengo trabajando hace 20 años desde mi comunidad. He sido presidente y vicepresidente de ONAMIAP en distintos períodos.

Mi proceso de aprendizaje como lideresa de mi pueblo me ha llevado a enfrentarme a la desigualdad, el racismo, y la discriminación en general tanto en mi comunidad, como aquí, en Lima. Ser lideresa, no ha sido un camino fácil, sino todo lo contrario. Empoderarme por el amor a mi identidad, ha sido difícil. 

Recuerdo que cuando estaba en la CECONSEC (Central de Comunidades Nativas de la Selva Central), sea como fiscal, sea como tesorera, cuando empezaban los congresos solo aparecía en la mesa para inaugurarlos. Luego me mandaban a la cocina. También se burlaban de mi porque yo no hablaba mucho. De otro lado, cuando el jefe de mi comunidad me pedía que apoye en la comunidad me decía que primero tenía que autorizar mi esposo mi participación. Él como "jefe de familia" tenía que autorizar si yo podía aceptar o no el cargo que me ofrecía el jefe de la comunidad. 
machismo amazónico

El machismo se ve más fuerte en temas de organización. Sabemos que la Amazonia está organizada estructuralmente desde las comunidades. Y ellos consideran que desde las comunidades nosotras deberíamos pertenecer a una organización. Pero nosotras tenemos derecho a organizarnos. Nosotras tenemos derecho a hacer escuchar nuestras voces porque la mirada que tiene el hombre amazónico es que eres un árbol más del bosque. Y que le perteneces.  

Me han acusado de dividir el movimiento amazónico. Pero me da fortaleza ver que son ya muchas mujeres amazónicas las que se han dado cuenta que nosotras también debemos estar en estos espacios en el que en principio solo los hombres tenían la oportunidad y el acceso. A esto súmale las brechas de desigualdad en las capacitaciones. Pueden darnos capacitaciones, pero si nosotras aceptamos, vamos con nuestros hijos. El hombre no. Puede irse y regresa y todo está bien. 

Cuando vas a un taller de mujeres, encuentras siempre 7 u 8 niños. Los hombres o van. Ahí también nos llevan ventajas. Estas desigualdades no son visibles usualmente. El machismo es fuerte en las comunidades. Mucho dicen que el machismo lo han traído los migrantes, pero no es así. Ha sido desde tiempos ancestrales. 
Futuro ancestral
A pesar de tener el presidente que tienen, a pesar de los problemas críticos que están pasando, en Brasil los pueblos indígenas son muy fuertes. Ellos hacen reflexiones muy interesantes. Me impactó mucho el debate que ellos plantearon sobre lo que llaman “Futuro ancestral”. Esto es que el futuro debe estar ligado al pasado, o mejor dicho, recuperar nuestras prácticas ancestrales. Mirar atrás, nuestra identidad, lo bueno que hemos tenido, los principios básicos que siempre hemos vivido en comunidad.  
soberanía alimentaria
Esta es una propuesta anticapitalista: apostar por una economía indígena, es decir, consumir lo que plantamos, producimos y cuidamos. Y con ello, borrar de nuestro hablar las palabras “desarrollo”, “progreso” porque en nombre de estas dos palabras se comete el extractivismo y comienzan los abusos. En vez de estas palabras, proponemos la “economía indígena”. 

Actualmente la alimentación de nuestros hijos está en manos del Estado: entran los programas sociales que nos están volviendo indigentes. Estos programas se han metido tanto (como la religión) que para nosotras es un reto pensar cómo podemos volver a cómo era antes. Esta es una de mis propuestas: el futuro ancestral lo nutro de la soberanía alimentaria articulada con la economía indígena. Sé que es muy ambicioso lo que planteo, pero basta de asistencialismo, no más consumismo. A que me refiero con consumismo: venden una gallina para comprar fideos, enlatados. Comida que enferma.  

Foto: Onamiap

El Estado no nos quiere vivos, nos quiere muertos. Por eso tenemos que implementar nuestras propias formas de alimentarnos sanamente.
más allá del feminismo

En el Perú sabemos que hay feministas institucionales (i.e. aquellas que, por ejemplo, asisten o pertenecen a Flora Tristán, Demus, Manuela Ramos, etc.) Pero, nosotras, las mujeres indígenas en el Perú venimos de nuestro propio proceso. 

Me refiero, por ejemplo, al terrorismo que enfrentaron nuestros padres, abuelos, nosotras mismas; también a las esterilizaciones forzadas. Entonces cuando las “compas” feministas nos quieren llamar “feministas indígenas” o quieren venir a nuestras comunidades a darnos talleres, cuando vienen desde su perspectiva blanca, hegemónica, urbana, eso a nosotras nos molesta. Y nos molesta también que nos digan feminista. 

fuente: https://www.mujeresdelsur-afm.org/

Nosotras somos indígenas, luchamos por nuestros derechos como mujeres indígenas. Ahora, en Bolivia está el feminismo comunitario. En Guatemala también está el ecofeminismo. Nosotras también deberíamos hacer nuestro propio proceso de lucha.

archivo personal

Más allá de la sororidad
Debemos empezar a ver nuestros cuerpos. Cuando Flora Tristán andaba con su campaña “Mi cuerpo, mi territorio”, a nosotras nos molestaba mucho. ¿Por qué? 

Porque nosotras entendemos por el territorio como algo sagrado, por lo que una da la vida. Pero nuestro cuerpo es algo que recién estamos explorando. Por ejemplo, las hermanas andinas no miran sus cuerpos. Incluso tienen relaciones sexuales con su ropa puesta. Hay mucho pudor. En nuestro caso, a nosotras nos falta hacer un proceso de sanación. 


Cutivireni, Junin, 1991.
Foto: Alejandro Balaguer

Por ejemplo, las mujeres que han sido violadas, que han sido obligadas en las esterilizaciones, en todos estos casos, nosotras no compartimos en sororidad, sino en doloridad. Nosotras debemos sanar todos los procesos que hemos pasado. 

 En los talleres en los que las mujeres indígenas, nosotras, capacitamos a otras mujeres indígenas, cuando preguntamos quién no ha sufrido violencia, todas, todas responden afirmativamente. Yo creo que ya ha llegado el momento de mirar nuestros cuerpos para curarnos y poder trabajar con la nueva generación. Tenemos que empezar nosotras mismas nuestros procesos de sanación.

(algunas) Propuestas para junín


• Consulta previa legislativa: que nos consulten para generar leyes.

• Apostamos por un distrito electoral indígena: somos el 25% al nivel nacional y solo nos dan 1 representante en el parlamento para los pueblos indígenas. Creemos que debería ser uno por región.

• El Estado tiene una deuda histórica con la soberanía de nuestro territorio. Tenemos que tenerlos asegurados.

• La salud intercultural: no hay voluntad política de implementarla, pero nosotros creemos que sí es necesario tomarla en cuenta.