Conversamos con Miguel Iza, a propósito de la relación amorosa que sostuviese su personaje, Anton Chéjov (1860-1904), cuentista, dramaturgo ruso, con la actriz Olga Knipper (1868-1959), representada excelentemente por Paloma Rojas. Esta obra, escrita por Carol Rocamora y dirigida por Santiago Sánchez, nos permite conocer el romance epistolar que sostuvieron ambos a lo largo de 6 años, cuando los separaban los climas fríos y la tuberculosis.
Esta obra ha sido creada sobre la base de las 412 cartas que se enviaron a lo largo de 6 años. La escritora Carol Rocamora elaboró esta pieza teatral a partir de las cartas y de una breve edición introductoria para que los espectadores puedan entender el contexto de la obra.

"Tu mano en la mía" es una historia de amor y de humor, además de mostrar una relación que permitió que nacieran dos de las más grandes obras de un Chéjov: “El jardín de los cerezos” y “Las tres hermanas”, obras escritas para Knipper.
La temporada va de Jueves a Sábado 8:00P.M. y Domingos 7:00P.M. hasta el 15 de Diciembre en la Alianza Francesa de Lima
- hagamos del amor algo real
Esta obra más que la distancia tiene que ver con qué estás dispuesto a invertir para que tu historia (tu relación) funcione. Lo señalo porque las distancias no son solo espaciales sino ideológicas, emocionales, de valores, etc. El amor está en todas partes el gran problema es cómo lo quieres concebir: como algo objetivo o subjetivo. Si lo objetivizas se hará una práctica. Pero si lo subjetivizas, se hará volátil.
Entonces, el gran problema es que como el amor es una emoción, tiende a ser subjetivo, por ello va y viene como le da la gana. Pero esta obra trata de que el amor puede ser también objetivo, es decir, es algo concreto, real, y por ende implica una chamba.
- El juego de la verdad
El teatro para mi es una filosofía de vida. Yo siempre les digo a mis alumnos: lo mejor de estar en el escenario es que estás en un lugar en el que puedes decir la verdad. Actuar es jugar a la verdad. Y tenemos que salir al escenario a decir la verdad. Quiero decir, la única verdad que hay en el escenario somos nosotros mismos porque todo lo demás, es mentira: la escenografía, el vestuario, la historia, etc. Pero, lo único real es el actor que está ahí. Por eso siempre les digo que traten de ser ellos mismos, no traten de ser otra persona.
Por ello, siempre les digo que, si son capaces de vivir una verdad en el escenario, van a ser capaces de vivir de verdad. Por eso creo que el teatro es una filosofía, porque es apostar por el juego de verdad siempre.
- el amor y el compromiso
- Para mí, el amor es una chamba, es un compromiso. Pero cuando yo hablo de compromiso con la gente joven noto que siempre lo piensan con uno mismo, pero no lo piensa en relación con el resto. El neoliberalismo, si se piensa básicamente como lo que puedes aportar a tu comunidad, entonces el concepto es productivo porque genera para uno y para el resto. Uno es capaz de aprender y de enseñar. Pero cuando se entiende el neoliberalismo mal, a ultranza, ya es una distorsión del concepto en sí porque ya no se puede aportar ni recibir.
- chéjov y olga
Chejov fue más famoso por sus cuentos, al menos en el comienzo, ya que como dramaturgo le iba pésimo. De hecho, cuando ponía sus obras, la crítica las hacía puré. Tuvo esta mala racha hasta que apareció “La Gaviota” y “El tío Vania”, obras que fueron escritas varias veces y no fueron exitosas sino hasta que las tomó la compañía “El teatro de arte de Moscú” de Stanislavski y Nemirovich. Recién cuando esta compañía –en la que estaba Olga Knipper– interpretan sus obras es que comienza su éxito. De hecho, a partir de estas dos obras, empezó a escribir para esta compañía, y específicamente para Olga Knipper.
- todos somos protagonistas
Lo que trato de hacer ahora es una estética distinta a la de figuración, y me interesa ir más para el lado de la estética de roles. Quiero decir, los espectadores podrán ver en una escena cómo 3 actores hacen un mismo personaje, en otra dos hacen el mismo...imagínate: una escena en la que hay cuatro Julieta en escena y cuatro Romeo. La idea es que no funciona la estética del protagonista y antagonista, todos cumplen los mismos roles y nunca se dicen los nombres de los personajes porque la idea es reconocerlos por lo que son, no por cómo se llaman. Me interesa esta estética porque genera actores más versátiles. Y claro, la historia es simple: trabajamos las de Shakespeare, ya que si no fueran simples todo sería un enredo.
Mi idea es que la gente se identifique con la historia, no con el personaje. La idea es que, así como ellos pueden ser cualquiera, yo también puedo ser cualquiera. Así hay un dialogo más directo con el público.