El gobierno del Perú deportó a 17 500 japoneses a EE. UU. durante la Segunda Guerra Mundial. La deportación fue parte de un acuerdo entre el presidente Prado Ugarteche y Roosevelt. Tras la finalización de la II Guerra Mundial, la inmensa mayoría de japoneses viajó a Japón o se quedó en Norteamérica. Poquísimos pudieron volver al Perú. Sobre este episodio de nuestra historia nacional, versa el último capítulo de "Correo no deseado" de Daniel Goya.
El autor me ha permitido publicar este fragmento de su crónica. Los invitamos a leerla.

foto de: trropkiato editorial
- GENTE SIN PATRIA
Residió en Ica, constituyó un comercio y se convirtió en líder de su comunidad, hasta que lo secuestraron y deportaron a Crystal City, donde estuvo encerrado dos años. Al salir en libertad, prefirió quedarse en Estados Unidos para exigir al gobierno una reparación a quienes, como él, sufrieron violaciones de sus derechos humanos durante el conflicto. Incluso, en 1981, ofreció su testimonio ante el Congreso norteamericano. Higashide, con ayuda de sus hijos, escribió Adios to Tears: The Memoirs of a Japanese-Peruvian Internee in U.S. Concentration Camp (Adiós a las lágrimas: Las memorias de un japonés-peruano internado en un campo de concentración de los Estados Unidos). El libro es un relato revelador de un episodio de la historia que se conoce, y virtualmente, se mantiene en la oscuridad. Higashide murió en 1997 sin ser recompensado como se merecía por el gobierno estadounidense.
Los Yaki también estaban en la lista negra de Roosevelt y Prado, cuyos apellidos hoy adornan las principales calles de Lima. La vida en el campo de Crystal City estaba totalmente privada de libertad. La zona se encontraba rodeada de un alambrado que cortaba toda posibilidad de fugar. "Cada hora aparecían cowboys (vaqueros) con rifles y caballos que patrullaban el área para evitar los escapes",recordó Germán Yaki con memoria fotográfica. Nació en Lima el 27 de mayo de 1931. "Todas las casas eran prefabricadas de madera. Se trataba de pequeñas construcciones donde vivían los extranjeros detenidos.Aparte de nosotros, había alemanes. Los baños eran públicos y cada familia debía turnarse el uso de los servicios. En el extremo sur de Crystal City había un hospital, y al noroeste un campo de béisbol. Al este se encontraban las casas prefabricadas. Al sureste se ubicaba el jardín de niños donde se enseñaba a hablar en inglés", describió Yaki. "Los recluidos trabajaban en el mantenimiento del campo de concentración. Todos ganaban lo mismo: 10 centavos de dólar la hora. Esto daba como resultado una ganancia de menos de un dólar al día".
Campo de Concentración de Crystal City, Texas
Germán Yaki señaló que en Crystal City había un solo tipo de moneda. Era con la única que los detenidos podían comercializar. Algunas de las monedas llevaban inscritas qué se podía comprar, para que los reclusos no intentaran adquirir algo que estuviera prohibido por los celadores estadounidenses. "No podíamos elegir nada", dijo con cierta tristeza Germán Yaki.
Una mañana sonó la alarma contra incendios. Los recluidos pensaron que se estaba quemando alguna de las casas, pero pronto entendieron qué sucedía. En inglés y japonés informaron por los parlantes que Japón se había rendido y que había perdido la guerra. Era el 2 de septiembre de 1945. Algunos recibieron la noticia con alivio pensando en la pronta libertad. Otros se negaron a creer que Japón había sido derrotado y calificaron la noticia como una mentira norteamericana.
--- A continuación: la tarjeta de registro de extranjeros de Shonosuke Tanaka, quien estaba dentro de los japoneses cautivos en la guerra. Fuente: acarhalbacete----
Foto de Portada: La familia Mochida espera el bus que los llevará al campo de internamiento en Hayward, California, el 8 de mayo de 1942
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