Alberto Valdivia (Lima, 1977) es poeta, narrador, ensayista y docente universitario. Se licenció en Filología Hispánica en la UNED de España y obtuvo el máster europeo en Filosofía Teórica y Práctica. Luego, el doctorado en Filosofía, por la misma universidad española.Es candidato a doctor en Culturas Ibéricas y Latinoamericana por el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
 Publicó los libros de poesía y narración La región humana (2000), Patología (2000 y 2004), Entre líneas púdicas (2008), Los tejidos detrás (2013), Neomenia (2013), Wañuypacha/Partothötröl (2017) y el libro de ensayo Los virajes del quipu. Pensamiento utópico, (de)construcción de nación y resistencia en el mundo andino (Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2019). 

algunos de sus libros


el profe alberto

Mi trabajo docente es, quizás, el más persistente de mi vida hasta ahora. He tenido hiatos en mi escritura creativa, momentos de sequía en mi trabajo de investigación, pero nunca he dejado de enseñar. Creo que la interacción entre labor poética y labor docente depende de la experiencia en sí como profesor. Me explico: no es lo mismo dictar literatura en español en Estados Unidos que en el Perú (las lecturas son más profundas y más ricas; la interacción es más dinámica).

con sus alumnos en College of Staten Island.

Sin embargo, ahora me voy a contradecir: muchas veces he tenido experiencias poéticas más enriquecedoras con mis exalumnos de colegio en el Perú que con los universitarios peruanos o estadounidenses, lo que implica que no es la lectura en sí, los materiales de trabajo sino los estudiantes específicos, los grupos en sí. 

La enseñanza siempre me acerca a personas, sobre todo, más que estudiantes: a vidas, historias, emociones, que siempre van a nutrir mi perspectiva creativa de una manera especial y potetísima. 
la crítica literaria y la poesía

En la crítica es la obra que analizas las que te atraviesa y dialoga con tus prejuicios culturales, estéticos y sociales. Hay un mayor control lingüístico y discursivo de lo que escribes, puesto que la retórica de la crítica es argumental y requiere de una claridad usualmente más permeada por la idea del receptor que por la del emisor: buscas comunicar la obra analizada a un público (especializado o no) que requiere de respuestas dentro de una retórica específica. 

LASA, NY. Hablando sobre el teatro quechua de Espinosa Medrano

La poesía no puede tener presupuestos retóricos rígidos porque los crea (y recrea) cada vez que se permite existir. A su vez, pienso que uno nunca maneja las palabras sin un grado de posesión del lenguaje: es decir, sin que el lenguaje maneje sus estructuras y produzca significados desde el poeta, al margen de tu yo agencial.
LA HISTORIA Y LA ANATOMÍA DE “Wañuypacha/Partothötröl”

Escribí mi poemario por partes, y me tomó varios años lograr este trabajo. En general, no dejo de escribir, pero sí dejo, unos meses, el formato. Por eso, durante el 2016 definí la estructura de Wañuypacha/Partothötröl y escribí los textos de muerte más privados, en Nueva York, y en el verano boreal del 2017, en tres meses, entre una isla griega, Kérkyra (Corfú), en el Jónico, y Lima, terminé los rezos y la corrección completa del poemario que publicaría en Nueva York unos meses después. 

Entre el 2005 y el 2017, pasaron doce años. Sin embargo, estos años permitieron que mi poemario (y mis ideas) madure, crezca en referencias simbólicas, culturales, estéticas; y se empine mucho más en ambición, a la vez que replantee su estilo y genere otro tipo de búsqueda estética diferente a la de mis poemarios anteriores.
SONIDO Y MUERTE: “Wañuypacha/Partothötröl” (2017)

Es fundamental para la matriz conceptual del poemario tanto como para la poética estructural del mismo el sonido de las palabras. Tanto El libro de los muertos tibetano (de donde nace el nombre en sánscrito del poemario) como la tradición mortuoria del mundo andino, son sistemas de comunicación, creación y cartografía de la posmuerte de forma auditiva. 

El título y su complejidad (su tamaño, también) hace referencia a lo oculto y lo insoportablemente incomprensible de la muerte; la que es al mismo tiempo creación larga y compleja pero tan natural como la muerte misma: terriblemente natural, terriblemente insoportable
Wañuypacha y la complicidad entre vivos y muertos

La cosmovisión andina asume el territorio de muertos, Wañuypacha, como un espacio intermedio antes de lograr una vinculación eterna con lo sagrado (las huacas tutelares, el Hanan pacha, los dioses, los antepasados). Ser muerto, en el sentido tradicional de esas dos culturas paradigmáticas de la muerte, no es el fin biológico sino la concreción de sentido, el nacimiento de una ontología específica.

Y los vivos deben contemplar sus requerimientos cosmogónicos y ser cómplices fieles de esa producción del ser significativo que es el muerto: por boca de los seres vivos que los rezan, que los recuerdan, que permiten que en ellos se produzca la metamorfosis del vivo en muerto y, de ahí, en antepasado. Son categorías de existencia muy vigentes para entender la muerte hoy, sobre todo, en el ámbito de lo político.  
(Tus) poemas-rezos

En los rezos andinos (de la tradición que he usado) y en los tibetanos (también en los egipcios, por supuesto, el otro gran libro de muertos existente) se le habla al muerto, se constituye en la palabra una sola dinámica existencial de posmuerte con dos entidades en diferentes planos existenciales: el vivo y el muerto. Los rezos son una intervención en ese mundo, y en el nuestro, por dignificar ética y metafísicamente la trayectoria del muerto para que se constituya en un ser viable en la muerte, a través de su articulación visible en este plano existencial.


He querido, en este libro, que estos rezos sean no solo la visibilización del muerto en su existencia in articulo mortis, sino también un posicionamiento histórico de los muertos de la administración del poder. La historia es política (y pública) y la muerte es privada e íntima, pero no por ello deja de ser la muerte histórica, sobre todo cuando sabemos (y el poemario quiere hacerlo evidente) que vida y muerte, lo público y lo privado de la historia, se intersecan siempre. La historia es la de las grandes masacres mundiales que nacen de una de las mayores y más significativas, en 1492: la de la colonización.  El libro es una forma de denuncia de ello a través de la historia privada de la muerte y sus significados. Todo poemario es una forma de grito.
LOS LÍMITES DE LA PALABRA
Mi libro es una constante pregunta por las posibilidades de la palabra: toda poesía lo es. Empero, la pregunta sobre la conceptualización y la expresividad de la palabra está limitada por la existencia del lenguaje como catalizador de la muerte (en los rezos) y como definidor de la propia experiencia en los poemas privados. 
Los poemas signados por números en sánscrito y por quipus numéricos son un intento de descifrar (y no: de evidenciar el ciframiento, la codificación imposible) la muerte y sus alcances.