Queda solo UN fin de semana para que acabe la puesta de "La concha y la pastora", escrita por Alfredo Bushby y dirigida por Eliana Fry. No te la puedes perder, solo quedan dos funciones (el 25 y 26 de mayo) a las 8 pm en Miraflores. Se puede comprar las entradas en la misma boletería. 

Esta obra propone dos formas opuestas de entender el mundo, dos maneras de concebir la naturaleza y las relaciones humanas, incluso dos sistemas de practicar la divinidad, el sexo y la culpa. Para demostrar este debate lo hace a través de la historia de un grupo de teatro itinerante que va de país en país contando la fábula de la concha y la pastora, buscando enfrentar al público al contraste que surge cuando dos extremos (no sabemos si irreconciliables) chocan, develando las oposiciones entre la naturaleza y los conflictos humanos.

Lo interesante es que el público -nosotros- asistimos a dos funciones: la de la balada que interpretan los actores y la otra, que cuenta esta. Los personajes actúan de actores, de extranjeros, y nos permiten ver esas bisagras que rompen, por momento, la verosimilitud del relato. Es decir, nos metemos a la historia, pero también nos permiten salir para mirarla desde los ojos de quienes deben disfrazarse para re-presentarse. El público tiene un lugar protagónico en esta obra. Hablamos. Defendemos. Discutimos. Existimos más allá de las sillas y del escenario, que además, es muy sugerente y cargado de simbolismos. 

Esta es una entrevista a Alfredo Bushby, dramaturgo, escritor de esta obra que, sin duda, nos deja con más preguntas que respuestas y, por ende, nos invita a pensar sobre temas muy nuestros como la culpa, el pecado, la sexualidad, entre otros.


el tiempo, siempre, el tiempo
Es difícil decir cuánto tiempo me tomó, pues es una obra que se viene gestando desde los noventas. Originalmente, era el sueño del protagonista de una obra más larga. Luego, la hice una obra independiente para efectos de una muestra de un taller de dirección, en el 2014. Ahí fue que introduje al personaje del Presentador (Javier Valdéz). Este año la corregí más: le di profundidad al Presentador y varié algunos de los parlamentos de Lajos (Esteban Philipps) y Ludza (María del Carmen Sirvas) además de intentar provocar una discusión final. Tras presentarla a un concurso (que no ganó), tuve la suerte de que se abriera un espacio en el Club de Teatro en mayo.
La idea principal

La idea siempre presentar dos concepciones del mundo (sobre todo, del rol de los sexos) antagónicas entre sí e irreconciliables. Este enfrentamiento es el que busco dramatizar con la participación de un “público”.

De otro lado, efectivamente, la intención siempre fue dejar más preguntas que respuestas. En los tiempos actuales (que tal vez no sean muy distintos de otros), las posiciones ideológicas se han polarizado de manera que ya pocos piensan por su cuenta y se abocan a defender lo que los “nuestros” defienden y a denigrar lo de los “otros”, sin siquiera detenerse a considerar la “bondad” o “maldad” de ambos. La obra busca llamar la atención sobre este fenómeno.

el presentador y lajos, interpretados por javier valdéz y esteban phillips

teatro dentro del teatro
Para esta obra en particular, me parece que el metateatro contribuye no sólo a hacer más dinámica y visual una obra, de por sí llena de imágenes verbales, sino que contribuye a la comprensión del sentido total de la pieza. Pero, en general, el teatro dentro del teatro es un recurso muy antiguo cuya principal insinuación es que nosotros, el público “real”, podemos también ser parte de la ficción o el entretenimiento de algún ser superior que se deleita con nuestras desgracias.
los aportes de la directora

Han sido varios los aportes de la directora, pero sobresalen dos. En primer lugar, las imágenes visuales que recibe el público: mediante el uso del escenario circular, el juego de luces, los movimientos, el vestuario, etc.,  Eliana ha conseguido crear un ambiente muy adecuado a la fantasía de la historia que se quiere contar. Por otro lado, les ha dado a los personajes giros y sutilezas muy interesantes que, inclusive, estuvieron más allá de lo que yo como autor había imaginado

los pecados
El gran pecado que carga el Muchacho representado por Lajos es hacer creer al mundo que el perdón (la absolución de la culpa) no es posible, que la Chupaculpas (Ludza) no existe. En el otro extremo, está justamente esta cazadora que quiere que no existan ni la culpa ni el remordimiento. Esta colisión de extremos es parte de la gran colisión que plantea la obra. 

El tema del incesto (hermano-hermana, padre-hija, madre-hijo) se insinúa al final, y sería la gran culpa que carga esta compañía familiar de actores itinerantes.

el uso de la red

La red fue una idea original del texto que escribí que la directora recogió y utilizó adecuadamente. Tiene, principalmente, dos propósitos. En primer lugar, indicar de una forma visual los momentos en que el Muchacho (Lajos) está convertido en concha. En segundo lugar, llevar a un ambiente de cacería en un bosque: quien usa la red es Ludza cuando está haciendo de cazadora/chupaculpas. Creo que, en la puesta, explotó al máximo estos dos aspectos que, como repito, ya estaban en el texto.

ludza, la cazadora (que se disfraza de pastora) interpretada por María del Carmen Sirvas