En el contexto de la campaña para visibilizar los estereotipos de género, "Ejercicios para ver mejor", les presento este texto en el que reflexiono sobre la importancia de proponer y materializar una verdadera educación en equidad e igualdad de género.  No es posible pensar en una sociedad menos violenta y más tolerante con las diferencias sin tomar en cuenta este aspecto que a algunos los ha llevado a dividir el panorama en solo dos colores.  
La dictadura de la pelota

Nunca fue una regla escrita, pero sí una costumbre instalada a la hora del recreo. Quién no recuerda salir con la lonchera al patio del colegio y toparse con la misma escena: nuestro terreno de juego tácitamente seccionado. Un espacio para ellos y uno para ellas. 

Claramente el centro, el lugar más amplio, estaba dominado por dos arcos de fútbol que se miraban y que ofrecían un juego en el que las mujeres no estábamos integradas. El espacio que nos pertenecía a las mujeres, entonces, eran los márgenes: ahí saltábamos soga, jugábamos yaces, o comíamos, pendientes siempre de que no nos cayera ningún pelotazo. En este contexto, quedaba flotando la pregunta de cómo se podría hacer para que no existiese eso que algunos han llamado “la dictadura de la pelota”.  

Aunque aparecían momentos de excepción a lo largo del año escolar en los que otros deportes y actores tomaban protagonismo, la constante era que los chicos– “organizaban” de un modo muy particular las jerarquías sobre el dominio espacial, o, entiéndanse, la forma de naturalizar las diferencias de género.

La cancha de fútbol, imborrable, representaba una frontera ante las cuales las niñas en la escuela, permanecen al margen, “arrinconadas”, sin participar de actividades que, en esencia, debieran ser integradoras. Esto sucede en otros lados del mundo. En Valencia, por ejemplo, se está discutiendo un decreto de inclusión y equidad para identificar las barreras físicas y virtuales en los colegios, con el fin de eliminarlas. De este modo apuestan no solo a la igualdad de oportunidades sino a la equidad de género. Reorganizar el “terreno de juego” permite acercarse más a un verdadero modelo inclusivo que se interese por el acceso y la participación de todo el alumnado.

Ahora bien, para tener un modelo inclusivo en nuestro sistema educativo no basta repensar la organización social y física de la escuela. Hace falta mucho más: tener, por ejemplo, un currículo escolar que promueva repensar las jerarquías y la idea de autoridad, de tal forma que las niñas se sientan parte, y puedan empoderarse.

"la escuela del silencio" - escena

¿Cómo? Se necesitan materiales didácticos y libros de texto, que cuestionen los estereotipos en vez de afianzarlos. Por ejemplo, ¿Cuándo dejaremos de ver en los libros escolares “la secretaria”, “el futbolista”, “el ingeniero”, etc. De otro lado, ¿somos conscientes de la tremenda invisibilidad histórica que existe en los libros que forman a los y las peruanas? ¿Dónde está el papel de la mujer en el desarrollo científico, artístico, en las ciencias sociales, o en el arte? La historia está escrita y enseñada, aparentemente de una forma monológica y excluyente.

Además, en esta línea, la socióloga, especialista en educación, y profesora emérita en la Universidad de Cambridge, Madeleine Arnot, señala que es inútil un currículum escolar maravilloso si es que los profesores no son de calidad. Ahora, con “calidad” Arnot se refiere a aspectos muy específicos. Por ejemplo, a que no basta con enseñar buenos contenidos, sino a tener métodos de aprendizaje que ayuden a reflexionar y cambiar las actividades tradicionalmente orientadas a la separación jerárquica de actividades “para ellas” y “para ellos”.

Al respecto, la especialista en educación y género de la Universidad de Kenyatta, Fatima Chegue, señala que “los futuros profesores y profesoras necesitan oportunidades para examinar su propia concepción e identidad de género y comprender cómo la desigualdad de género ocurre en las escuelas y su rol en cambiarla”.

Tomando en consideración todo esto, cuando hablamos de educación en igualdad y equidad de género estamos hablando no solo con acceso al sistema educativo, sino a la calidad de este y a la posibilidad concreta de desmantelar las ideas construidas sobre “ellas” y “ellos”.

Este es el reto de la verdadera educación: aquella que revoluciona contenidos, metodologías, y que toma en cuenta que al profesor como un ente que, primero, debe repensar su propia enseñanza y experiencia personal.
"La escuela del silencio"

Les invito a ver este maravilloso trabajo en el que se ve (y se siente) las consecuencias de una educación SIN equidad e igualdad de género.