Yo comencé con la idea de esta película hace 40 años. Siempre me sedujo el personaje de Santa Rosa como uno muy particular de la historia peruana. Leí una biografía de ella de César Miró, y eso terminó por atraerme. Entonces comencé a ampliar mis conocimientos, y se me ocurrió en el año 77 hacer una película. Para ese momento yo ya estaba haciendo cortos, y desde entonces, desde hace 40 años me preparé para esta película, después de todo, como es sabido, hay más de 400 de biografías de Santa Rosa. De estas, y yo debo haber leído más de veinte.

A partir de estas lecturas, comencé a empaparme del pensamiento religioso, y del misticismo, que es el camino que ella escoge como experiencia religiosa y de fe. Además me documenté de iconografías también, es decir, de la enorme cantidad de pinturas que hay sobre ella, y de los textos históricos, religiosos y místicos. Llegado a ese momento, puedo decir que sobre Santa Rosa tengo una postura, una opinión, y un sentimiento.

Aunque quise hacer esta película desde hace 40 años, recién hace cuatro años escribí el guion que sí me satisfizo. Teniéndolo, busqué el dinero, y Telefónica dio el auspicio necesario para comenzar a grabar. Pero yo ya tenía parte de la producción, porque por ejemplo, tenía parte del vestuario por otras grabaciones que estaba haciendo. Entonces nos tomó como un año y algo más lidiar con el tema del arte, sobre todo. 

Sucede que grabamos durante 8 meses pero esto se alargó un poco porque yo tenía planeado filmar en una casa que parecía de la época y que queda en el kilómetro 52 de la carretera central. No obstante, era el verano del 2017 y hubo huaycos, la carretera se rompió y por todo esto tuvimos que cambiar los planes, encontrar equivalencias al lugar original de filmación. Al final acabamos yendo al la casa del km. 52, pero nos demoramos. Esto, sumado a la edición y la composición musical que ha sido muy cuidadosamente llevada por un estupendo músico de cine, Víctor Villavicencio, es lo que nos ha demorado hacer la película.

Santa Rosa de Lima es un icono de la cultura peruana, también es una figura globalizada, es decir, es venerada en el mundo entero. Globalizada, diríamos. Al respecto, si bien apenas fallecida ya contaba con un gran caudal de fieles, este caudal no se ha extinguido sino que por el contrario, se sostiene y creo que esto sucede por razones que van más allá del tema religioso.

La admiración hacia ella se extiende porque ella tiene muchos más valores: por ejemplo, además de ver las formas para empoderarse, ella es una mujer perseverante, tiene un carácter fuerte para alcanzar sus propósitos. Por esto, para mí es un ejemplo de carácter, de decisión, de una voluntad, que es una virtud que a veces nos falla en este país.

En pleno s. XVII, Santa Rosa se rebela a vivir supeditada de los actores masculinos (padre, esposo, hermano, etc.) y demuestra que tiene un propósito para su vida en un momento en el que las mujeres no podían tenerlo. Entonces, ella se construye una vida en los términos que ella quiere, que ella decide. En ese sentido, uno puede diferir con ella, pero a mi me tocaba respetar lo que ella quiso con gran vehemencia y que logró hacerlo cuando era sumamente difícil. Por todo esto creo que es una mujer que logró empoderarse de su propia vida, y que logró hacer lo que quiso de modo inteligente. 

Finalmente, me parece trascendental recalcar, es que ella pertenece a lo que llamo “figuras luminosas”. En mi interés por la historia, me interesa encontrar figuras que nos iluminen, y ella es una de ellas porque ella se entrega con pureza a un propósito que no tiene como objetivo ni fama, ni dinero, ni por poder, ni por una combinación de estas razones. Así, en el contexto actual en el que sentimos que estamos en una ciénaga, en un pantano de corrupción, ella, seamos o no creyentes, nos ilumina.

Puedes leer más aquí

Foto de la portada: Expreso