La historia del grupo fue realmente la de un devenir muy intuitivo. Todo comenzó en 1976, cuando Edgar García fue invitado por el Maestro Aurelio Tello a formar parte de un coro de música latinoamericana que por entonces tenía mucha actividad, me refiero a la Tuna Universitaria Nueva Amistad. Allí es donde empieza a gestarse el grupo, con actuaciones en universidades, pueblos jóvenes, sindicatos y centros culturales, aún sin un nombre formal. 

Ahí decidimos constituirnos como grupo. Y decidimos llamarnos “Alturas”, por una de las canciones que iba identificando la música e intereses musicales del grupo - la canción "Alturas" del compositor chileno Horacio Salinas-, y por otro, por el origen andino de los miembros fundadores, siendo el único limeño, de los Barrios “Altos”.

El 22 de abril de 1978, Alturas es apadrinado por la TUNA, por ello tomamos esa fecha como referencia de fundación del grupo formado inicialmente, además de Edgar, por Juan Carlos Dianderas, Percy Navarro, y César González. Con los años se incorporaron y despidieron otros integrantes, algunos con muy poca permanencia. Con el ingreso de Lucho Medina y Miguel Osorio, y la salida de César, meses después, se consolida el sexteto. Actualmente, 40 años después, el grupo actual está conformado por Edgar, Lucho, Manuel, Max León Gutiérrez (2009), Enrique León Echevarría (reingresa después de 25 años) y completando el sexteto Boris Arenas (reciente incorporación). 

Cantar en los años del senderismo fue bastante complicado, y a la vez, doloroso. Nos enfrentábamos a un país que parecía que iba a romperse del todo y que sin embargo, luchaba. Recordamos los “apagones”, el “toque de queda”, la inseguridad en el ambiente. En términos prácticos era no saber cómo iban a resultar las actividades que organizábamos. En aquella época, salvo que fuéramos invitados o contratados para algún evento y que por ello nos pagaran, nosotros mismos producíamos nuestros conciertos. Era encargarse, entre otras cosas, de alquilar el local, imprimir afiches y volantes, pegarlos y repartirlos, buscar que te promocionen a través de los medios, alquilar el equipo de sonido y luces, etc. y contar con el dinero para asumir los gastos previos, y ¿si había “apagón”? toda tu inversión, tu esfuerzo, se perdían. 

Recordamos un par de ocasiones en que el “apagón” llegó cuando iba a comenzar el concierto, fueron unas verdaderas “veladas” ya que cantamos alumbrados por velas, sin micros, cantando solo con nuestros pulmones. Políticamente, nunca nos hemos partidarizado. Sí hemos apoyado campañas como la del “Vaso de Leche” de Alfonso Barrantes a quien alguna vez saludamos ya que asistió a uno de los conciertos-festivales, que bajo el nombre de “Takisun Llaqtamasi / Cantemos Hombre de mi Pueblo” organizamos en el Teatro Felipe Pardo y Aliaga. 

Siempre nos hemos considerado simpatizantes de las ideas de la llamada “izquierda”. Nacimos dentro de un movimiento cultural denominado Nueva Canción, que revaloraba nuestras culturas, instrumentos musicales, tradiciones. Este movimiento buscaba un futuro mejor con justicia e igualdad entre las personas

Entendíamos que movimientos como el de Sendero, obedecían a males antiguos que sufría el Perú, donde, a pesar de ser tan rico, la repartición de dicha riqueza estaba intencionalmente tan mal distribuida en favor de unos pocos. Pero, el radicalismo de estos movimientos “o estás conmigo, o estás contra mí” llegó muchas veces a atentar y a dañar a las propias personas por las que decía luchar. Con el tiempo, esto se convirtió en una “guerra sucia” donde estos movimientos armados, las fuerzas armadas y policiales, y los delincuentes comunes, agredían impunemente a la población indefensa, que al final era la más perjudicada.

En realidad fueron circunstancias y opciones sobre las que había que decidir. Ya habíamos recorrido casi todo el Perú. Compartíamos nuestra actividad musical con el estudio y el trabajo, cuando a finales de los ’80 conocimos a Guerlio Peralta, arequipeño que vivía en Alemania y que nos propuso visitar ese país. Este proyecto se cristalizaría recién en 1990. Se creó en la ciudad de Karlsruhe, Alemania, la Asociación Cultural “Alturas” quien a través de Guerlio y Birgit Mayer se encargó de organizar nuestra primera gira por Europa. Para ellos significó buscar un espacio en el mercado, inicialmente alemán, para un Grupo que cobraba un “caché”, cuando en la calle habían muchísimos grupos que “tocaban la misma música”. 

Por nuestra parte, se nos presentaba la oportunidad “soñada” de vivir de la música, En el Perú quedaron estudios, trabajos, incluso hijos pequeños y dimos un gran salto. 

En todo ese trajinar seguramente nos ayudó muchísimo el hecho de ser realmente un grupo, que respeta las individualidades pero que arropa a sus integrantes con cariño, compañía, solidaridad. En cuanto a la comunicación, la verdad, es cierto que la Música es un idioma universal. En todos los conciertos en los que hemos participado se ha logrado la conexión con el público al margen del idioma que hablaba.

De otro lado, y continuando con la pregunta anterior: la perspectiva sirve mucho. Para nosotros el hecho de salir del país nos permitió verlo en otra dimensión, no significó una merma en nuestro cariño o preocupación por conocer sus culturas, por el contrario, las fortificó y nos hizo comprender que debíamos esforzarnos más aprendiendo nuevos ritmos, instrumentos, si queríamos contar de mejor manera lo que de rico tiene, que fundamentalmente se basa en su diversidad. En ese camino, es José María Arguedas quien nos muestra el objetivo por el que trabajar: lograr un Perú de Todas Las Sangres, siendo una unidad dentro de la diversidad, basada en el conocimiento y el respeto.

Nunca nos hemos planteado disolver el Grupo, ni darnos una fecha de caducidad. Tampoco creemos que podamos durar más allá de lo que nuestras propias posibilidades nos lo permitan. Lo que hacemos es reforzar nuestras ganas de continuar y plantearnos proyectos. Ahora, por ejemplo, a poco de cumplir 40 años de vida artística ininterrumpida, estamos sumamente ilusionados con nuestra nueva formación. Actualmente contamos con nuevas sonoridades: Saxo, Clarinete, Flauta Traversa, Castañuelas, Batería que incluye instrumentos tradicionales como nuestro Cajón Afroperuano, Congas, Bombo Legüero. 

El “boom” de la música latinoamericana en las calles de Europa, ya pasó. Sin embargo quedan espacios para continuar trabajando. Las situaciones a resolver son constantes, como la vida misma. 

Entre otras cosas, por ejemplo, actualmente debemos afrontar el hecho de que los miembros del grupo vivimos en países distintos: España, Alemania, Austria y Francia. Nos ayuda muchísimo la tecnología para las comunicaciones, envío de archivos de partituras, fotos, videos, textos, realizar reuniones virtuales, etc. Sencillamente debemos agudizar el ingenio y buscar cómo enfrentar, de la mejor manera, las nuevas circunstancias. Mucho ayuda tener la mente abierta y positiva. 

Inicialmente hacíamos música latinoamericana y referente al Perú, básicamente andina, luego, nos dimos cuenta de que si deseamos contar sobre nuestra Tierra, necesitamos mostrar su diversidad. Es aquí donde empezamos a conocer e interpretar ritmos de la Costa y de la Amazonía. Así mismo, la música afroperuana es muy bien recibida, particularmente cuando, ante la sorpresa de muchos, mostramos y ejecutamos la Quijada de Burro.

Buscamos el contacto con personas que nos pudieran enseñar, pero no solo aspectos musicales, sino también de danza y de teatro. Aunque recibimos algunas críticas, la idea era ligar diferentes expresiones artísticas, como se hace por ejemplo en las Fiestas Patronales y/o Populares. Aunque no fuéramos expertos en cada área, si podíamos dejar en el espectador una idea más clara de lo que intentábamos contar. Muestra de ello son por ejemplo “Llameritos de Parinacochas” o “Noche de Ayahuasca”. 

En este camino conformamos intuitivamente una suerte de “red cultural” que permitió sumar el trabajo de investigadores, arreglistas y el nuestro para incluir en el repertorio temas tan valiosos como “Turu Wilakuy o Velatorio del Toro”, “ Pastur Wamani Suyaykullaway“ o “Toro Mata”. 

Quizá nuestro logro más grande es mantenernos como Grupo 40 años, pero sobre todo con la calidad de relación humana que tenemos y con los sueños compartidos por conseguir. Artísticamente, sentir que contactas con el público y que se establece una comunicación en ambos sentidos que permite disfrutar de cada concierto. 

Sin lugar a dudas, el golpe más duro que hemos recibido fue la prematura partida de nuestro hermano Marco, luego de que él, de manera incansable, nos ayudara a superar uno de los trances más difíciles que hemos debido afrontar, cuando alguien, que considerábamos amigo, pretendió apropiarse de nuestro nombre en el Perú. Los detalles aparecen en este Comunicado.  

Antes partió, el pintor peruano Julio León Gómez con quién estuvimos muy unidos en España. Posteriormente, no hace mucho, también se fue Chalena. Es ley de vida. Debemos continuar.

Foto de portada: Galeón. Mis grupos favoritos