Lluqanamarka / Lucanamarca


Hace poco publiqué una entrevista que tuve con el maestro retablista Edilberto Jiménez, apropósito de la exposición de 23 de sus retablos reunidos en la muestra "Universos de memoria",  que culmina hoy en el Lugar de la Memoria (LUM). 

edilberto jimenez. fuente: la república

Hoy, 3 de abril del 2018, conversamos nuevamente, pero sobre otro tema. Esta vez fue más bien sobre los dos años que estuvo  trabajando con los pobladores que habían sobrevivido y con los familiares de las víctimas de la masacre acaecida el mismo 3 de abril de hace ya 35 años, en 1983. Edilberto conoce bien esta zona y sus heridas, ya que él fue el jefe del proyecto “Hacia la justicia, la paz y la reconciliación: Reconstrucción de la memoria histórica en el distrito de Santiago de Lucanamarca”

Este proyecto pudo gestarse en el 2006 gracias al apoyo del Fondo Contravalor Perú Alemania y a una alianza estratégica entre tres organismos de la zona: a) la Municipalidad Distrital de Santiago de Lucanamarca, b) la Asociación de Familiares Víctimas de la Violencia Política del Distrito de Santiago de Lucanamarca y c) la Comisión de Derechos Humanos (COMISEDH). Las alianzas entre estos tres frentes permitió que se desarrollaran contactos, vínculos y nuevas alianzas, de tal modo que el proyecto resultó siendo exitoso. Vale la pena mencionar que, finalmente, por decisión de las tres organizaciones, la ejecución del proyecto fue encargada a COMISEDH. 

portada

COMISEDH publicó "Lucanamarca. Memorias de Nuestro Pueblo" (2007) en quechua y español, un interesante libro que reúne los resultados y el desarrollo de este proyecto, que buscaba, al menos prioritariamente, facilitar un proceso de diálogo de memorias sobre lo ocurrido en Lucanamarca antes, durante y después del conflicto armado interno. Además de generar espacios para la recuperación y diálogo de memorias para pensar en un futuro para Lucanamarca. 

Los dibujos en el libro, la violencia, la literatura y Edilberto:

tomado de "Lucanamarca. Memorias de Nuestro Pueblo" (2007) 

Yo leía mucho a Arguedas, y leí mucho sobre la historia del lagarto Ararankaymanta' (“El lagarto”) . Yo me inspiré en este cuento, pero esto me sirvió para entender, o mejor dicho, re-entender las historias de los comuneros también. En cómo ellos viven, en cómo se casan. En el cuento narran cómo se llegan a casar, en cómo tienen hijos, y por ejemplo muchas familias no tienen hijos pero tienen éxito en la ganadería, todo esto está relacionado con el cuento. Este dibujo es producto de eso, de esas conversaciones, de ese convivir.  

Dibujé muchos otros más, sobre los pishtacos por ejemplo. Los dibujos me servían para conectar con la violencia. Con los dibujos me iba acercando a los pobladores. Ellos me contaban el conflicto armado interno y yo iba dibujando. Encontré la forma más amable de que me relataran su historia, y me valió mucho la literatura oral, los mitos, los cuentos..y yo dibujaba. Ha sido una mezcla entre literatura oral, conflicto armado, su  memoria muy personal y mi propio trazo, mi forma de plasmar su recuerdo. 

En esta entrevista, Edilberto nos cuenta sobre los cambios que han habido en Lucanamarca luego de la masacre y también menciona algunos cambios surgidos gracias al impacto de la CVR. También aborda un tema importante: el de la justicia para todos, incluidos los senderistas. 
mi llegada a lucanamarca
Llegué a Lucanamarca por la Comisión de los Derechos Humanos. Me llevaron porque querían que yo hiciera un estudio sobre Lucanamarca sobre cómo fue antes, durante y después del conflicto interno. Estuve dos años ahí, y mientras estuve, se hizo el monumento a la memoria en la misma plaza. Se construyó el homenaje a los fallecidos. Y no fue fácil ponerse de acuerdo para colocar este monumento en la plaza. Porque la guerra dejó un conflicto. Es decir, la guerra fue un conflicto, pero dejó otro conflicto. Dejó divisiones, dejó rupturas en los tejidos sociales: la población estaba dividida, enfrentada. Se vivía siempre el rencor y la desconfianza, porque por un lado, los que estaban comprometidos con Sendero fueron separados, excluidos, acosados. Las familias de las víctimas no los querían ver. 
monumento repartido / reunido

Cuando se hizo el monumento unos dijeron: mi pariente falleció víctima del conflicto siendo rondero, otro dijo que su familiar había muerto siendo senderista, y otro dijo que había muerto dentro de los 69 asesinados un día como hoy. Entonces todos eran víctimas por igual, del mismo conflicto interno, y esa fue la conclusión. Eso fue lo aceptado, pero no fue fácil llegar a esto. Antes se quería que el monumento fuera solo por los 69 comuneros, antes se decía que el monumento debía ser solo en homenaje a estos 69. Ahora en el monumento se encuentran los nombres de todos los lucamarquinos, todos los fallecidos, bebitos, ancianos, todos los muertos dentro del conflicto interno. Pienso que este monumento ha sido una manera de reconciliación.

Lucanamarca: pirámide de Lucanamarca, financiada por cooperación alemana, incluye los nombres de los 69 asesinados en masacre de 1983. Fuente: caretas

divisiones entre prójimos


Lo que más me afectó fue la dimensión de la masacre. Ver cómo sin piedad fueron asesinadas estas familias campesinas. Ver cómo fueron asesinadas desde las punas, es decir, cómo Sendero fue acercándose, barriendo casa por casa, yendo a las chozas, bajando hasta el mismo pueblo. No había escapatoria. Era terminal. Frente a eso los sobrevivientes reaccionan y culpan a tales y cuales familias y se da un odio muy especifico que produce la marginación a otras familias y a otras personas. Cuando uno se entera del asesinato uno siente rabia, pudor, también una interrogante por saber los límites de la crueldad de sendero. Ellos mataban con hacha, con piedra, mataban con lo más rudimentario.  

Los sobrevivientes vivían penosamente, con una rabia total hacia Sendero. Quedaron huérfanos, viudas, los niños se preguntaban por qué mi padre había sido asesinado. Te contaban testimonios dramáticos. Yo he conversado con los sobrevivientes sobre cómo se salvaron. Yo no creía en todo eso. Este pueblo fue destrozado y dividido, porque unos se habían alzado pero los que quedaron migraron para otros lados, o algunos se quedaron

acerca de los senderistas


Estos senderistas acababan viviendo solos, callados, en muchos casos, maltratados por la gente que no les perdona por el daño hecho. 

Además de que fueron perseguidos y asesinados, sus cuerpos no fueron exhumados. Sin embargo, ves el contraste, los campesinos que fueron perseguidos y muertos, ellos sí fueron exhumados y la fiscalía sí atendió estos casos. Esta diferencia siempre ha sido así. Los senderistas nunca fueron tomados en cuenta, no hay familiares. En cambio con los comuneros sí hubo exhumación. Para mi, ambos son humanos. Los jóvenes senderistas fueron manipulados, fueron usados, y deberían ser igualmente respetados. Ellos también fueron gente campesina, y cometieron excesos por muchísimas razones, muchísimas. Pero deberían ser tratados también con justicia. En Chungui conozco muchos casos en los que se omitieron las exhumaciones.  
Lucanamarca post-cvr

En la época de la matanza la gente no quería hablar, no tocaban ese tema de la violencia, del conflicto interno. Solo se puede llegar a hablar y estar cerca de la gente DESPUÉS de la CVR. Después de la CVR esta las instituciones crecen, por el tema de los derechos humanos. En este momento las instituciones se interesan y comienzan los financiamientos, las reparaciones simbólicas, luego hay registros del programa de inversión sostenible. Entonces yo puedo llegar ya formalmente para iniciar mi investigación.  

Ahora Lucanamarca es muy distinta. Hay centros de salud, hay escuelas, el parque ha cambiado mucho. Ha mejorado mucho. Ahora es un lugar mucho más visitado. Sacsamarca también lo es. Ya se toman en cuenta estas masacres y comienzan a valorar estos lugares. Se les piensa con más interés como lugares de los que se puede aprender algo también.



Foto de portada:

Cabildo abierto en la plaza de armas de Lucanamarca días después de producida la masacre perpetrada por Sendero Luminoso. El 3 de abril de 1983 cerca de cien senderistas ingresaron a este poblado de la provincia de Huancasancos, Ayacucho, y mataron a 69 personas, entre ellas a 18 niños. En la imagen se advierte la presencia del general EP Roberto Clemente Noel Moral, jefe del Comando Político Militar de Ayacucho.

Foto: Óscar Medrano

Revista Caretas

Tomada de http://idehpucp.pucp.edu.pe/yuyanapaq/mobile.php?sec=fotografia