Laura es zurda, toca el piano, -aunque ahora me dice que lo tiene abandonado-tiene un gato y un gran sentido del humor. Le gustan mucho las plantas, criar plantas, verlas crecer. Tiene una mamá fuera de serie, vive en Córdoba y escribe poesía con diversas partes de su cuerpo. En el año 2011 gané una beca para irme a Estados Unidos, a iniciar algo que ahora he concluido felizmente: un programa doctoral en literatura latinoamericana. Antes de irme, decidí despedirme de un espacio que para mi era absolutamente importante en mi vida: Latinoamérica.
En ese contexto viajé a Argentina un par de veces, y en la primera de ellas me vi con Laura. La visité en Córdoba y conversé con ella. Me gustaban sus versos. Conocerla fue un descubrimiento. Yo quería que todos la leyeran. Ahora que han pasado 7 años de habernos leído por última vez, la presento nuevamente. Para reafirmar lo que pensé hace varios años, que deberían conocerla, y leerla.
En este post hablamos, sobre todo, de su libro "El sueño de Sara Singer" (El llanto de mudo 2014; Caleta Olivia: 2017). De cómo creó las tramas, los personajes, los sueños, el ambiente onírico, y del rol de la memoria en esta creación y en este trayecto.
Laura García del Castaño (Prov. de Córdoba, Argentina,1979). Lleva publicados ocho libros de poesía, entre ellos, El grito (Ed. de autor 2004), La vida en que sueñas (Recovecos 2012) El animal no domesticado (Pan Comido, 2014), El sueño de Sara Singer (Llanto de Mudo, 2014) y Los demonios del Mar (Ed. del Dock 2015). Participó de la antología Quince poetas mujeres de Córdoba, 2010 y de las plaquetas Desgraciadas (2010) y Ultrafinas y las tramontinas del dolor (2012) Escribe regularmente en este blog.
- Ella
Me gusta la música, las bandas de sonido, me gusta el cine, la edición del cine, y ambos, la dupla, su capacidad de conmoción y su diálogo permanente con un otro al cual engaña y hace creer que es espectador y ajeno cuando está siendo retorcido, desangrado y expuesto. Entiendo a la poesía como una desfibrilación, como una percusión, una descarga sobre las experiencias mejor guardadas, las que creíste pulcras e inequívocas. La música puede anestesiar, la poesía no, aunque siempre hablamos de experiencia personal
- ¿servicios fúnebres?
- Trabajo en servicios fúnebres desde hace mucho tiempo. Lo que comenzó siendo un desafío laboral en una etapa difícil de mi vida, terminaría dando un sentido transversal, y aunque suene paradójico, dio vida a emociones nuevas (como una agudeza), trajo un modo distinto de metabolizar las experiencias, de captar lo inmediato, restó alcance y sumó profundidad a las elecciones del día a día. Es imposible no verse modificado con la experiencia de la muerte. Y obviamente también trajo poemas nuevos, otro lugar hacia donde mirar.
- brotes a lo largo de una raíz horizontal
- Entiendo a la poesía como la exteriorización de un proceso más antiguo, incluso a nosotros y que tiene como varias manifestaciones previas, como brotes a lo largo de una raíz horizontal. Cuando digo manifestaciones no digo óptimas, de hecho algunas pueden ser estériles e inmovilizantes, pero hay cierta sensibilidad, un carácter particular, a veces drástico y autocompasivo, una forma de abstrarse en el mundo que no es nada dócil desde el momento en que te exige un rol y una productividad y uno viene tan relentarizado y enraizado a lo intangible, a lo indecible y con esa obstinación de desarmar el mutismo de las cosas como si fuese un cubo mágico, que ese es nuestro desasosiego. Por lo tanto si tengo que contar desde cuándo la poesía, diré que la escribo desde la adolescencia, pero no sé desde cuándo padezco poesía. Eso es más ancestral. Y uno escribe ciego y sediento, escribe para no morir y para no volver a vivir también.
- córdoba: "hay espacio para poetas"
- Vivo en una ciudad de excelentes poetas, de excelentes artistas. Es un volcán de erupción continua pero por suerte también de cauce permanente. Hay poetas y hay espacio para poetas. Hay un Festival Internacional de poesía, tres o cuatro cafés literarios cada semana sólo en la capital, un auge de editoriales independientes con una mirada en lo nuevo más que en lo seguro de lo ya instalado.
- tus lecturas
Me gusta la prosa robusta, dificultosa de digerir, la lírica espesa, me creo a mí misma lírica, por lo tanto no podría ser justa al nombrar poetas, pero leo de todo porque se aprende más de los opuestos, o eso dicen. Ahora estoy con un libro, Detrás del aire, de Eda Nicola, una poeta de aquí, Córdoba, con la que me siento muy unida a su escritura, y una Antología de Marcelo Torelli.
Otras voces imprescindibles que nombro cada vez que tengo oportunidad, como la de Alejandro Schmidt, Glauce Baldovín, o Romilio Ribero, voces más nuevas o de descubrimiento tardío, que me han impactado como Daniel Mariani, Mariana Robles y El árbol de los reflejos, unos poemas de confección preciosa. Jardín de Piedra de Pablo Ponce, Alguien de Gustavo Parada Aguirre, Crack de Gabriel Pantoja, Elisa Molina, Flor López y otras obras ineludibles y siempre vitales como las de Silvio Mattoni, Marcelo Dughetti, Eugenia Cabral, Elena Anníbali, Susana Cabuchi, María Teresa Andruetto, Gustavo Borga y tantos más.
- ¿quién es sara singer?
Sara Singer es una mujer que transmigra o que también podría estar soñando, dependiendo la interpretación. Es la desconocida protagonista y es el hilo que atravesará todos los poemas como si fuesen ojales. En cada sueño hay un personaje verídico y una escena imaginaria o por el contrario, una historia verídica con un actor no tan claro.
Las ideas eran varias y me dije cómo alguna no va a funcionar?: La primera fue sumir a la totalidad del poemario en una atmósfera onírica, confusa pero no inteligible sino velada por un efecto de irrealidad, un filtro de extrañeza. Extrañeza para los sentidos y que al mismo tiempo lograra mortificar. La otra idea fue traer estos personajes oscuros, poderosos, algunos famosos, mezclados con otros más desconocidos, pero todos potenciales y ponerlos allí, trabajar desde lo que pudieron haber sentido o lo que pudieron haber generado.
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- los personajes de tu libro: las mujeres
Las mujeres que coloco son de una intensidad tan extrema que parecen imposibles, desbordadas en su crueldad, en su fanatismo, en sus guerras, en su ira, en su coraje o simplemente en su misterio. Como sea su naturaleza no censurada, tuvo marcas y consecuencias: exilio, tabú, horror, un legado como en el caso de Hellen Keller. Personajes que desmontan el prospecto de la llamada naturaleza femenina. Estas mujeres no serían frágiles ni están dotadas de ninguna sensiblería maternal o romántica, rompen su estereotipo y a su vez siguen siendo fecundas, llevan en su interior lo paranormal, lo espeluznante, lo místico, lo sublime y lo contagian, lo imprimen, lo dan a luz. Y Sara Singer (de la que no hay referencia fuera del libro) es el alma vagabunda y el enigma.
- el primer poema del libro
- El primer poema, que funciona de tráiler, contrae la totalidad del universo onírico. Cada verso va a desplegarse más adelante y hasta por momentos correlativamente, por esta idea de la transmigración, siempre encadenada, donde cada secuencia es un efecto de la anterior o al menos tiene sus herrajes y sus obsesiones, su karma. Y el karma no sería más que una memoria que no nos deja, un caer siempre circular, en el ayer, en sus filos, en sus ataduras. Por la memoria obramos en el hoy pero lo hacemos también en el pasado y curamos o seguimos dejando abierto ese destino.
- la costura de los poemas del libro
De los efectos de esta costura puedo decir poco, porque una vez puestos los personajes y la escena, lo otro se desliza como quiere. Enciendes algo con una intención pero sin control. Hubo una atmósfera densa, una baja frecuencia al escribir estos textos; cada una de ellas invoca y evoca “su monstruo”. Nombrar, pensar, revivir a estas mujeres en un poema es como ayudarles a sacar un pie fuera de su olvido o de su muerte. Por otro lado, creo que uno escribe sobre lo que te desvela porque eso te invade y tenes que escribirlo. No hay otra.
Me pasó con la historia de Liu Xiu Feng. Había resucitado luego de tres días de velatorio, retornó a su casa y lo primero que hizo fue comer. Es una experiencia onírica, te imaginás la escena y tiene el fuego lento del sueño y la ridiculez del sueño. Uno se imaginaría que al resucitar vas corriendo a la comisaria, llamás a los medios, te da una crisis ansiosa, volvés a morir, pero el hecho de volver a su casa y comer. Esa simpleza en medio de la convulsión que es casi una pantomima, eso es del sueño.
- LOS SUEÑOS, LA MUERTE, LA TRANSMIGRACIÓN
La muerte tiene en los zapatos tierra de los sueños, o cuando uno se despierta de un sueño se sacude polvo de la muerte, no es cierto? (estos ejemplos me recuerdan a Cementerio de animales) ¿pero me hago entender?
Pienso, si tuviese que buscar a los sueños y a la muerte con el GPS, sería el mismo sitio; aunque estas deducciones, (por buscarles un nombre digno) las hago después y no antes, porque si uno programara tanto su escritura trabajaría en el pentágono, no haciendo poesía. Ahora entiendo que los últimos tres poemarios cierran como una especie de trilogía: Los sueños, la muerte, la transmigración, menos Los demonios del mar, ese es un antojo que todavía no me convence. En esta línea, quizás siempre hable de lo mismo, ronde ese espacio, con cierta malignidad y espanto, porque me imantan, mucho más que la dulzura y el canto de los pájaros, o por el contrario quizás no hay más que esto, haya escrito lo que tenía por escribir y de ahora en más me dedique a poner un vivero, a cuidar plantas y eso también sea otra manifestación de la misma raíz.
Foto de portada: La tribu.
- poemas de "el sueño de sara singer"
Flor carnívora en el botánico de Brooklin
Esta es la planta que deseaba ser
la que nacería a la izquierda de todo así como la muerte
Todo lo que florece ronronea, muestra su tallo enseña su cuello de cisne, anhela estrangularse Quién querrá comer mis frutos
chorrearse con sus jugos
quién me exprimirá, quién desea estrangularme quién me sumerge en lo helado
para conservar mi última agonía quién lee en las hojas mi destino cuántos hijos hay
bajo qué sombra descansa mi sombra soy planta acariciada por la niebla
planta que penetra la rugosidad de tu sexo, húmedo y silvestre
árbol feroz de raíz silenciosa
árbol feroz en maceta diminuta que revienta. Mujer dócil sin espinas
a quién daré sombra qué veredas levanto
quién desea estrangularme.
El río awash
al norte de Etiopía, en la tribu Afar
una mujer camina quinientos metros hasta el río Awash
para traer veinte litros sobre sus hombros
a simple vista, parece no costarle esfuerzo
como si antes de cargar todo ese peso
hubiese tenido que vaciar su propia sed.
En China
“Despojarse mientras el poema progresa”
Alberto Girri
una mujer de la aldea dulong
lleva en su cara un dibujo la mariposa azul
así la tatuaron sus padres
para evitar el secuestro de una tribu enemiga
Mientras ella envejece la mariposa se dispone a partir
la vida de la anciana no importa como lo que viajará luego
así como el poeta no importa como su tatuaje
la mujer y el poeta son apenas un molde
desprendido el poema, como la mariposa azul
deambulará por la transparencia.
La música del esquimal no viene de la música
porque el dolor del esquimal no tiene habla
Por eso fabrica su tambor con la piel de la morsa la piel de su estómago
un animal mudo digiere su pena
un dolor enquistado en un antiguo depósito ya no prosperará
Fabricar un instrumento con la piel de un animal mudo te asegura el silencio
Este dolor no tenía estómago ni música ni fiebre era rabioso, noctámbulo, glaciar
así como un murciélago
Fabricar un instrumento con la piel de un animal rabioso aseguró el final.