A Jotaele lo considero un amigo, y no solo un buen poeta. Observador y consciente de lo peligroso de la rutina, navega todos los días contra el vértice de sus propios límites con el fin de producir belleza, ahí, donde muchos de nosotros vemos solo lo cotidiano. La verdad es que tuve suerte de conocerlo. El poemario que gentilmente me obsequió, y que leí, fue como un viaje hacia muchos sitios. Y fue una invitación a conectarme con otras palabras, con otras formas de escribir. Varios de sus poemas son como las Gymnopédies de Satie, contínuo ritmo interrumpido adrede. Otros son paisajes cerrados, versos que concluyen con tajante forma planeada. Un universo muy libre, el de sus versos, palabras que preguntan y que no se soportan a sí mismas siempre.
Cuando conversamos me contó algunas de las peripecias que pasó: vivir en tantos lugares, trabajar de tantos oficios, leer para escapar y para volver, para encontrar un centro y para dibujar un lugar afuera de todos lo demás. Ahora que estoy terminando de hacer mis maletas para volver a Lima, les dejo esta entrevista con Jotaele, un (gran) poeta argentino.
- acerca de Mi nombre
Me llamo jotaele porque decidí llamarme así, hace mucho tiempo ya. Antes me llamaba por otros nombres y hetéronimos (¡ni siquiera conocía a Pessoa!), entonces vivía muchas vidas. Uno de esos heterónimos es peruano, Alexis Von Mayer, una mezcla de Vallejo y de Oquendo de Amat, expatriado a Holanda y perdido todavía. Pero, vuelvo, quite las sílabas de mis nombres y quedé con las iniciales, como puertas donde atrás hay un misterio, que eso es cada ser: un misterio a recorrer.
- mis tres ciudades: la plata, azul y buenos aires
Nací en La Plata, provincia de Buenos Aires y a los pocos años fuimos llevados hacia una pequeña ciudad en mitad del territorio bonaerense, Azul. Tengo pocos recuerdos de La Plata, pero son como un sueño cargado de colores naranjas y horror. Y lechuzas y arañas. Y un payaso con zancos dando el terror absoluto. Y yo disfrazado de ángel, tratando de volar sobre los capots de una interminable fila de autos y tratando de arrojarme de un segundo piso. Siento esa pegajosidad a veces cuando escribo. Y también el salitre de Mar del Plata, la otra ciudad que me forjó la inmensa pequeñez de existir. Entre estas dos ciudades viví mi adolescencia y juventud, luego se sumaría la capital, Buenos Aires, ciudad donde resido ahora mismo y donde me han editado varios libros. Puedo decir que soy ciudadano de esas tres ciudades que conforman el gran cuervo de tres patas cuya sombra me persigue: cuando grazna debo mudarme de ciudad.
- mi idioma de terremotos, piedras y huesos
- Cuando niño, hasta un poco pasados los treinta años, tenía un lenguaje florido, lleno de lluvias y renacuajos, y estaciones floreales y terremotos y piedras y huesos y vestidos fantasmales, cosas y fulgores. Todo eso intenté llevarlo a los libros que me editaron y perdí un idioma. Todo lo que escribo me resulta pobre, insuficiente y contra eso vuelvo a decir lo mismo, de otra manera. Supongo que así debe de escribirse una obra. Amo a tal diversidad de artistas que no quisiera extenderme y doy un par de nombres Lorca, Vallejo, Olga Orozco, Sitwell, Eunice Odio, Indio Solari, Hayao Miyasaki, Remedios Varo.
- la rosa orgiástica
La rosa es un concepto múltiple , quise decir ahí el caos orgiástico de todo lo que existe, decir el gusano y el jabalí, el microbio y el virus, la caléndula y mi tía Stella, y también la pesadilla y el deseo, la luz en la mañana y la luz agonizante del crepúsculo para eso ligué el concepto rosa (la fragilidad, la fugacidad, el símbolo poético por excelencia de la belleza y también eso que dice que toda rosa tiene sus espinas) junto a lo orgiástico, es decir todo aquello que existe y se goza y multiplica y es caótico y empedernido.
Pienso en la escena de los cuerpos en la rave orgiástica de Sión, en Matrix Reloaded, en la orgía que deviene canibalismo en el capítulo final del libro El perfume y también en escenas de mi niñez donde las hormigas llevaban vivas a polillas, arañas, moscardones, arañas hilando vivas a las moscas, o el movimiento casi convulso de los gusanos en las heridas de algunos animales.Y también pienso que La rosa orgiástica es un libro metafísico, de unos pétalos desperdigados que preguntan si son la rosa todavía.
- la voz espartana
Hay una voz a la que llamo “espartana” cuya estética es construir una poética violenta, de pregunta visceral sobre esto que es existir y ser, que consta de cinco libros (dos están perdidos). Este es el tercer libro con esa voz por lo tanto ha sufrido modificaciones y he ido encontrando algunas maneras de decir y de desdecir, he quitado versos de algunos poemas para que queden menos asibles a la lectura lineal, para que contengan el misterio sin revelar en otros, para que tensionen lo dicho en algunos otros.
Sucede que conceptualmente es un libro de caída, de perdida, de cenizas, de preguntas sobre la luz en mitad de la noche. Y, vuelvo a decir, es un montón de pétalos desperdigados soñándose la rosa. Bien sabemos que el ruido no es música pero si al ruido le hacemos un loop puede pasar como una melodía. Un poco es ese el efecto. Y otro poco dejar que el lector haga su música con eso que ha quedado sin decir.
- más voces, otras
La espartana, ya dicha. Una especie de poética de una epopeya metafísica. Que se ve muy bien en “Los metales terrestres”, el primer libro de esta voz, editado en 2014. Luego está la voz a la que llamo graciosamente “aleteo de mariposa o lírica”, que son poemas más etéreos, menos viscerales, que hace parte en los dos primeros libros que me han editado y en otros tres inéditos. La voz que dice poesía cartoon, como el caso de los tres tomos de Elefantes con anteojos. También está la voz “dramaturga” con poemas largos, como El psicólogo de dios y La ciudad de Solo que es un único poema de más de setenta páginas. Y algunas otras menos relevantes.
Y ahora mismo que hay una voz que me desconcierta con la que ya escribí tres poemarios y todavía no sé cómo y que surgió luego de la rotura de un disco rígido donde perdí libros de muchos años, con muchas correcciones y libros nuevos, el cuarto tomo de Los elefantes, los dos poemarios restantes de la tetralogía espartana, en fin. Creo que tener una lengua que pueda ser atravesada por un coro es una manera de poder decir la esfera desde todos sus ángulos, a un mismo tiempo. Esa es la búsqueda, la mía, al menos.
- ¿cómo escribo?
Lo primero que encuentro es el concepto: una imagen radicular podría decirse. Ese concepto se va instalando en los poemas iniciales , primero de modo tímido y luego ya se va afianzando. Entonces busco agotarlo, decirlo desde todos los ángulos posibles, incluso desde su contrario. La rosa orgiástica nació anudando dos extremos y sin embargo no es dual. Está en su sombra y está en su facticidad y está en el sueño y en el pensamiento, del modo que se encuentra aquello que denominamos como realidad. Sé que cuando escribo libero la intuición, tanteo con ella y La rosa orgiástica es un poemario escrito como quien va describiendo objetos con la mano amputada.
- circuito literario en buenos aires
Es variada pues se combinan desde la monarquía marmórea de algunas entidades hasta las juntadas de editores de poesía y fanzines, el rejunte de poetas under al rejunte de poetas jóvenes, los festivales donde apenas vez a alguien sub cuarenta a los festivales donde si te invitan es porque tenés con qué retribuir esa invitación (ya sea tu propio festival o editorial, en fin), los ciclos que son un circuito de poder de determinado poeta tallerista y sus talleristas.
La mayoría del circuito no me importa. Me importan los ciclos como el de la poeta Valeria Pariso, en el conurbano, en Bella Vista donde sólo leen lxs vecinxs a poetas que ellxs eligen. O la peña poética de Cosquín, Córdoba, donde Jorge Felippa y Patricia Coppola reúnen a poetas y músicxs. Lo más genuino pasa afuera de capital. Hay excepciones, claro, cinco o seis ciclos que son fundamentales. Pero mucho no me interesa el circuito de la Ciudad de Buenos Aires, ni la poesía actual. Sí, ciertas poéticas de un puñaditx de poetas.
- (2) poemas de "la rosa orgiástica"
Todavía
la pequeña dentellada que nos da la muerte:
su marca azul contra la carne
no es tan diferente al pie sobre el insecto
al golpe en la frente de la res
cada mano ejecuta su pequeña coreografía
sobre los objetos y el amor
cada ojo se ocupa de una parte del cielo
y asimismo los pies que separados
dan un paso
habitamos
un día
el estruendo:
caballos
multitudes
sábanas golpeadas sobre los tendederos
motores
zumbidos
ladridos
pianos que envuelven la herida del aire
no habrán días más hermosos que estos
no sucederán otros días más terribles
que esa bala
o ese cuchillo
entrando en la carne
cada invierno es el mismo invierno
que bosteza su frío
y te arrincona
junto a la rumorosa nostalgia del leño encendido
a la imprecisa tibieza de otros años
donde se confunden los pechos amados
y las débiles voces
de la infancia:
no habrán otros días más hermosos
no te apures vida
no acudirá otro cielo a tu encuentro
otro perro llevando la injuria de la muerte hasta tu mano
no bebas
esas aguas
de un golpe
hay un mar que te excede
una sal que frota tu herida de nacer
para gastarte en el dolor de tu existencia
yo te digo: no te apures vida
no hubieron todavía días tan hermosos
**
Ahora que el mundo está lleno de días
no llegues hasta la otra orilla del espejo
no todavía
no encuentro alguna gracia
humana
para que te quedes
no sucede que pueda decirte:
la luz del sol es amable
no tengo ejemplos con qué alentarte
envejezco
y envejeces
ya no cortaré las tiernas hierbas que crecen
en el bozo
joven
ya no soy tu hijo
soy un hombre que lustra sus zapatos en silencio
soy el extraño soñado por quien no he sido nunca
el humo que se eleva después del disparo
acaso me pensaras la bala
contra los cristales del mundo
acaso me deseabas
amoroso
blanda materia
agua ante la sed
no
soy mi propio desconcierto blandiendo
una bandera derrotada
y ahora el mundo está lleno de días
de reactores nucleares
de músicas
de ruidos
lleno de fetos
de palabras claveteadas
de trompetas funerales
oh el mundo está lleno de días
que saltan como peces alrededor de la carnada
el mundo es algo hinchado
una herida infectada
y no quiero que te arrojes como un puñado de sal sobre esas aguas
y quizás sospeches que no es por amor
bien sabes
que si raspas el oro
goteará sangre y río envenenado
es sólo andar desorientado en la marea
y este miedo de no recuperar algo
que alguna vez
fue hermoso
y que no ha sido cierto