"El Túnel" (1948) es una novela corta escrita por el escritor argentino Ernesto Sábato (1911- 2011). Juan Pablo Castel es el personaje principal y el narrador en la obra. Esta comienza contándonos el núcleo de la trama: "Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne". El pintor desarrolla a lo largo de la novela los motivos que lo llevaron a asesinar a María, su amante, la única persona que lo entendía, la que pudo ver en uno de sus cuadros, el que se llamaba "Maternidad", ese detalle que nadie, excepto él, entendía, el detalle de la ventana. 


En esta entrevista hablamos con un miembro del grupo LA CUARTA PARED, quien nos cuenta cómo se adaptó esta obra, que se está presentando por pocos días (seis funciones) en el Centro Cultural Ricardo Palma, en Miraflores (Av. Larco 770), a las 8pm.

"La cuarta pared", grupo artístico formado en 1992, tiene preocupaciones de carácter social. Han editado libros sobre los desaparecidos de la dictadura Argentina, ha hecho documentales sobre la violencia armada en los años de Dictadura y discuten en sus obras sobre la desigualdad y la violencia. También ha trabajado casi de manera conjunta con agrupaciones de Derechos Humanos de varios países
De otro lado, "Cuarta Pared" es una terminología teatral que se refiere a una pared imaginaria que divide al espectador del actor. Este nombre significa, para ellos, romper el cerco imaginario entre , y atravesar “la cuarta pared” y tratar de perturbar, conmover, y emocionar al espectador.

Lima, 2 de Febrero del 2017.  

Cuando acabó la función sucedió algo que nunca había visto. El actor recibió los aplausos y no se quedó pasivamente recibiéndolos y doblándose para agradecer. Se desprendió de su personaje, se volvió a colocar como él mismo, y nos dijo a nosotros, que estábamos sentados, que nos aplaudía también, por ser un público respetuoso. Y es cierto. Usualmente en los teatros nos dan “tres llamadas”, nos piden apagar el celular. Y aquí no hubo nada de eso. La gente lo apagó naturalmente. Todos nos callamos para ver la función y nadie estuvo hablando o interrumpiendo. Quizás fue una función privilegiada. Pero por eso, por escucharlo sin molestar, por haberlo aplaudido, quizás, por haber estado ahí, él también nos aplaudía. 

fuente: la cuarta pared

Más aún, “porque posiblemente no nos íbamos a volver a ver…” y porque, según nos dijo, el verdadero premio de un actor, era ver a los ojos a quienes lo aplaudían  lo que nos propuso Horacio fue un intercambio activo. No quería solo llevarse aplausos por un trabajo bien realizado. Quería darnos algo más. Nunca he ido a una función donde un actor nos diga, cara a cara, que eso era lo que quería: vernos a los ojos, aunque sea de lejos para justamente decirnos gracias por ir, por escucharlo. Verbalizar el gesto de agradecimiento fue algo nuevo para mi. Por esto, en ese momento ya no me pareció tan importante el actor, sino la persona. Y más allá de la persona, el gesto y la forma como producía una sensación de comunidad.  

Esta entrevista es a ese actor. Horacio Rafart.

nuestro entrevistado (y la obra)

Horacio Rafart es de La Plata, no usa celular, no chequea su Facebook, llegó a Lima manejando desde Argentina, cuando sale de las funciones a veces se va en combi a comer con su hermano. Extraña a su familia. Viaja mucho. Ha venido a Lima ya 20 veces, sin exagerar, y es un gran actor. Entrevistó a acusados de asesinato, para lograr tener el perfil de su personaje, Juan Pablo Castel. Y no solo eso, se entrevistó también con el gran autor de esta obra. Ernesto Sábato

En “El túnel” (1948) donde interpreta al protagonista, consigue que durante casi dos horas de monólogo, el público, incluyéndome, pasen de la ansiedad y angustia, a la tristeza, y compasión. Pobre hombre, pensé por un momento. Luego, indignada, pensé que deberían encerrarlo. Luego, acabada la función te queda una espina: ¿Quién no ha se ha obsesionado con algo o con alguien alguna vez? Yo no puedo lanzar la primera piedra. Pero tampoco voy a defender a los asesinos ni a las obsesiones. 

Lo que haré será confesar que alguna vez leí “El túnel” del gran Ernesto Sábato, como un poema de Pizarnik, como un texto punzante, como una aguja que pincha cada nervio, y que duele porque resuena, porque te dice algo de ti. Y en esta obra, que recomiendo, el escenario es un nombre, no son paredes, no son cortinas, ni rejas. Es un nombre, "MARÍA", el que escrito blanco, sobre una superficie negra, encierra a Rafart/Castel, que no logra salir de ella, que físicamente no aparece en la obra. No al menos en cuerpo. Como el Godot de Becket, que es presencia/ausencia. En este caso, María es una prenda de vestir, un olor, un recuerdo. Una cárcel. 


Los encuentros con ernesto sábato

Sábato nos sorprendió de una manera maravillosa. Hay muchos escritores argentinos con afán de notoriedad. Y cuando uno quiere abordarlo personalmente su dosis de vanidad te ahuyenta de su persona y de su obra. En cambio Ernesto posee una simpleza y una cotidianidad admirable. Hoy nos queda ese recuerdo un hombre simple sentado en un sillón escuchando con inquietud de niño nuestro proyecto teatral. Fuimos a su casa con la irreverencia de comentarles nuestra idea. Todo el tiempo pensamos en la indiferencia de su parte, o el rechazo unánime. Pero sucedió lo contrario. Y ahí nos apartamos de sus novelas y descubrimos al otro Sábato. A una persona comprensiva llena de dudas, temores e incertidumbres. Pero con una entereza por la vida que nos deslumbró. Él dijo que no quería hablar, quería escucharnos.

Siempre teníamos la incertidumbre de equivocarnos, o el presentimiento de la ridiculez. Creo que sus palabras nos tranquilizaron mucho cuando nos dijo que no respetemos absolutamente nada de su obra, que nos tomáramos el permiso de equivocarnos para llegar a un acierto. Que de esa manera encontraríamos la forma de contar la misma historia usando el cuerpo como herramienta.
historias reales/feminicidios

El trabajo de recolección de material llevó aproximadamente dos años, luego hicimos un primer boceto de dramaturgia, y la última etapa fue el acercamiento con el autor de la obra. En el trabajo de investigación, la idea era encontrar casos reales de homicidio en nuestro país, Argentina. Casos que se asemejen a la historia de la novela. Empezamos a revisar archivos judiciales para de esta manera poder alejarnos de la ficción. Queríamos ponernos en la piel de estar personas, empezar a sentir como ellos, como verdaderos asesinos. A partir de las carátulas de las causas judiciales de homicidio, y luego de revisar los archivos de los fueros penales intentábamos ponernos en contacto con el acusado y gestionar una entrevista personal.

Nos quedábamos largas horas conversando para poder encontrar la esencia de esas personas para posteriormente trasladarla al personaje de la obra. A veces entrábamos en un proceso oscuro, otras divertido, o a veces caótico. Queríamos conocer las causas, los motores que los llevaron a cometer un homicidio.
violencia contra la mujer hoy
Nos parece relevante hablar de este tema por el doblez que presenta la sociedad en su manera discursiva de actuar y convivir en el mundo. Pero para nosotros la violencia manifestada en todas de sus formas es aberrante. NO solo la violencia contra la mujer. Quizás la violencia femenina es un tema que está oculto, o en las antípodas de la sociedad, porque vivimos en un mundo patriarcal dominado por tradiciones a veces medievales. Poder verbalizar esas incomodidades en una obra nos parece relevante.
¿Cómo es tu juan pablo castel?
Es un hombre inseguro, esquizofrénico, por momentos con mucho poder, pero que tiene grandes debilidades. Su campo de personalidades es basto y complejo, entonces para el actor tiene un paleta de colores donde poder jugar para poder ir desde la hostilidad al encanto, y desde la certidumbre al desorden mental.

horacio rafart. fuente: el comercio


obsesión vs. amor
Roland Barthes dice que el amor incluye la obsesión. Una no puede ser indiferente de la otra. También la novela de Goethe “El joven Werther” refleja con exactitud cómo el amor obsesiona hasta el punto de matar, o llegar al suicidio. Lo que tratamos de reflejar es las diferentes aristas del amor, donde la obsesión atraviesa el personaje hasta lugares tan perturbables como es la muerte de su propio ser amado.

juan pablo castel. fuente: lagaceta.com.ar


            las reacciones del público

Tratamos de alejarnos y de no estar pendiente de las recepciones del público. Con "El túnel" tuvimos la particularidad, que en el año 2001, ciertos grupos feministas querían censurar nuestra obra por apología al delito, o al asesinato. Con el tiempo,  esos mismos grupos feministas nos agradecen por la obra y nos felicitan porque mostremos en escena el lado perverso del ser humano. Estar pendiente a veces del espectador hace que uno desvié el foco principal de su actividad. Tratamos de no estar condicionados por el momento social o político que viva una sociedad. La sociedad es volátil en sus pensamientos políticos, ideológicos, hasta en su humor. Una obra de arte tiene que pasar por sobre las estructuras sociales, y nuestras pretensiones son esas.



¿Por qué representar esta novela?

"El túnel" fue una obsesión que nos persiguió de jóvenes, como muchos textos que repercutían en nuestras mentes. El existencialismo que plantea son obsesiones universales e imperecederas, tanto así como nos perturbaban también Nietzsche, Heidegger o el mismo Sartre. La diferencia es que Sábato los plantea desde la ficción, no así el resto de autores. El teatro es ficción. Y en nuestra juventud la lectura de "El Túnel" era de carácter casi obligatorio en los colegios. Con el correr de los años, siempre fue como una deuda pendiente esa obra literaria. Hasta que pequeños disparadores nos hicieron volver a esa obra para montarla en escena.  

De nuestras obras, el gran porcentaje son dramaturgias propias, de casi 30 obras que hemos montado solamente hemos hecho tres adaptaciones literarias. 

El carácter social surge del trabajo de años que establece el grupo. Además de teatro, el grupo ha editado libros sobre los desaparecidos de la dictadura Argentina, ha hecho documentales sobre la violencia armada en los años de Dictadura. También trabajamos casi de manera conjunta con agrupaciones de Derechos Humanos de varios países.

Y la dramaturgia del grupo tiene ese carácter, social, político por nuestras inquietudes y percepciones del mundo. Los feminicidios representan un interés o preocupación para nosotros, como también lo representan el resto de desigualdades. No sólo nos detenemos en esa cuestión puntual como suele suceder con los grupos selectos, y radicales que no establecen un nivel equitativo en su vulnerabilidad. Nos interesa tantos los feminicidios, como los muertos campesinos, como la violencia armada, los desplazados, los inmigrantes, los desparecidos, los asesinados por el gatillo fácil, y todos eso motores que nos llevan a escribir y abordar esa temática social. Una especie de equilibrar una balanza insostenible.



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