Poeta, escritor y periodista peruano, Juan de la Fuente Umetsu estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde siguió además la carrera de Literatura. Tiene estudios de posgrado en Comunicación Corporativa y Comunicación Digital. Es autor de los libros de poesía Declaración de Ausencia (1999), Las barcas que se despiden del sol (2008), La belleza no es un lugar (2010), Puentes para atravesar la noche (2016) y Vide Cor Tuum (2017). En poesía, ha sido reconocido en el Concurso de la Municipalidad de Lima (1981), el Concurso Manuel González Prada (1985) y el Concurso El Poeta Joven del Perú (1985). También ha merecido distinción en el Premio Copé de Poesía en sus ediciones 1990, 2007 y 2015.
Su obra figura en diversas antologías nacionales e internacionales, como Poesía Peruana siglo XX de Ricardo González Vigil (2000), Aguas móviles de Paul Guillén (2016) y Memoria del Tercer Festival Internacional de Poesía de Lima (2016). Su obra ha formado parte de la muestra de escritores peruanos Nikkei, organizada por la Asociación Peruano Japonesa (2016). Tiene más de treinta años de experiencia en periodismo, veinte de los cuales ha dedicado al periodismo corporativo. Fue editor de La Revista Cultural del diario El Peruano y de la revista cultural Fin de Siglo; además de trabajar y colaborar en diversos medios escritos como el diario Gestión y el diario El Comercio. Actualmente, se desempeña como consultor en temas de comunicación y reputación digital. Tiene dos libros de poesía inéditos y trabaja en un proyecto de investigación sobre la inmigración japonesa en el Perú.
- VIOLENCIA
Cuando menciono a la violencia en mis versos de Vide Cor Tuum, me refiero a la violencia como parte inevitable del cambio, en este caso del cambio interior. Creo que todo cambio, además de dolor, implica violencia; ya sea en tiempos de guerra o de paz, implica necesariamente violencia. En la poesía, este conflicto se da también porque las palabras cambian de modo permanente, no obstante su aparente quietud. La fuerza de la energía que contienen se manifiesta cuando el lector ingresa a su territorio y transita sus diversos y numerosos caminos. Ser conscientes de la violencia presente en el cambio interior es ser conscientes del devenir de nuestro tiempo, nuestra historia y el cumplimiento de nuestro propósito en este mundo. Esta toma de conciencia debería prepararnos para enfrentar las constantes asechanzas de una realidad que pretende imponernos una terrible paradoja: un modelo de humanidad totalmente deshumanizado.
- la creación de espacios en tus poemas de "Puentes para atravesar la noche"
- Como todo ser humano, busco encontrar mi lugar en el mundo y lo intento hacer a través de la poesía. En ese viaje, las palabras constituyen puentes que sirven para unir extremos, reconciliar contrarios, conectar mundos, épocas, ideas, emociones. Cuando escribo no sé adonde voy a llegar finalmente: empiezo a caminar porque una música, una palabra, un sentido me señalan el camino; pero al empezar a recorrerlo, se termina; es entonces, cuando me pongo a construir espacios para el lenguaje, que en definitiva son espacios para mí mismo y para cualquiera que desee habitarlos. Sobre esto, tengo un sueño o una pesadilla recurrente para explicar por qué escribo: veo la imagen de un niño que no tiene libros que leer, y por eso comienza a escribirlos. Una vez creados estos espacios, vuelvo a la búsqueda de nuevos espacios para vivir, pues nuestro lugar en el mundo es plural, está compuesto de muchos lugares.
- silencio/lenguaje: necesaria tensión poética
- Tanto las palabras como el silencio son parte del lenguaje; las palabras no tendrían sentido sin el silencio. Por eso mismo, creo que la danza o el enfrentamiento entre ambos trae como resultado aquello que se expresa o se busca expresar. Es como la relación de la luz con las cosas; la luz es invisible, si no existieran las cosas, sería imposible verla. Los espacios en blanco en el poema también nos hablan, tienen también música. Lo más difícil es colocar cada palabra y silencio en su lugar para que conversen, para que se quieran o se enfrenten; tanto las palabras como el silencio están llenos de vida y de muerte; pero sobre todo de amor. Solo el amor hace posible el poema.
- la flor y el amor en "Vide Cor Tuum"
- Para explicar la presencia de la flor, hay que entrar en ella; para conocer el amor, hay que entrar en él; no hay otra forma. La flor es fuego y agua. La flor es la rosa de Rilke o la de Martín Adán; es la rosa mística; es el poema que se escribe mientras mueres; nacer y morir, todo eso es la rosa al mismo tiempo, y al mismo tiempo es vivir y renacer. La flor es la mujer o la hija; el fuego es el hombre o el hijo. La flor, por su condición es común, pero nunca ha dejado de ser un misterio. De ese misterio, compuesto de belleza y de verdad, me he valido para escribir Vide Cor Tuum. La flor, precisamente esta flor, se presentó ante mí en un viaje fuera del país y no me dejó hasta que regresé, volví a viajar y nuevamente retorné a mi país y a mí mismo. Creo que la rosa siempre ha sido mi obsesión, pero no lo sabía. Siempre estuvo allí, como el poema, pero para hablar de ella primero tenía que vivir todo lo que he vivido.
- poemas seleccionados
APUNTES PARA UN ARTE POÉTICA
Se trata de no hallar preguntas ni respuestas
Se trata de no hallarse nunca entre los encuentros de la noche
Se trata de huir de la noche para tenerla a nuestro lado
Una mezcla de sueños y piedras amándose alrededor del fuego
Se trata de ser el fuego, de atizarlo con el agua para acabar con los espejos
Se trata de terminar con los contrarios y las analogías para reconocerse en la mirada
Darse la mano, abrigarse con los mismos ríos y escapar hacia el naufragio.
Noticias del mediodía perdido en la medianoche
Y tu apariencia de santo y loco acariciando los incendios
Solo así te encuentras
Mitad pez mitad camino
Se trata de quedarse mudo no intentar nada taparse los oídos
Dejar que nos asesinen con silencio las palabras.
POEMA INESPERADO
Las costuras arden como fogatas en la noche primera o en la última,
Donde una palabra cae hasta incrustarse en mis ojos.
La mirada se va con la luz de los postes. Y no hay luna,
Cae el precipicio, la montaña decrece frente a una sola mirada.
Todo es azul porque finalmente es negro: costuras, no sumas ni restas,
No experiencias ni manuales ni lecciones aprendidas:
Vamos para atrás descosiendo el mundo, la tarde, la playa,
Mientras nuestros pasos se van solos.
Si todo es costura, que se rompa todo de una vez, seamos libres a pedazos.
(De: Puentes para atravesar la noche, Paracaídas Editores, 2016).
VIDE COR TUUM (FRAGMENTO)
No hemos nacido ni muerto
Adviene la noche pero tú ya no nunca más nosotros
Quiero decirte algo quiero decirte algo
Ya no estoy a tu lado
Alguien que nunca estuvo se echó a llorar
La quietud es muerte -dice él- Pero ¿es la muerte quietud?
Y se hunde cada vez más
Creyendo emerger
Hay un rostro que ninguna máscara cubre
Desórdenes azules acciones invisibles contra una víctima imprecisa
Tal vez todos nosotros somos esa víctima imprecisa
Todos nacemos cuando alguien muere
Todos morimos y renacemos y regresamos al abismo
La flor entra en la flor y se despierta
El fuego ya no es fuego es agua
Y en ella la tierra se sostiene
Sus raíces crecen en cada uno de nosotros
Y no puedes confiar en el eco
En la mano que tiembla ante ti
Pero quiere dispararle al mundo
Desconfías y caminas el dolor no está en ti más
Mas tú sí estás en el dolor
Y el dolor en el filo de las palabras que no caen
Los caballos corren a través de ti
Hay algo que se precipita
Como si estuviera detenido
Son los golpes que perviven en aquella soledad
Ha caído una canción
Ha caído contra todo
La flor se apoya en ti
Mujer
Y en mí se levanta
Una barca anuncia el horizonte el sol depone sus alas
(Del poema-río Vide Cor Tuum, pp. 36. Perro de Ambiente Editor, 2017).