"Fragmentos de una alabanza inconclusa" es una colección de poemas de amor que el mismo autor armó y dejó lista para ser publicada, pues, en sus propias palabras, "todo poema, por el hecho de serlo, es un poema de amor".

Sobre nuestro querido eduardo


Eduardo Chirinos (Lima,1960 - Montana, 2016) fue uno de los poetas peruanos más importantes de su generación, con mucha presencia internacional y un legado bastante amplio. Además de ser ensayista, traductor y autor de cuentos para niños, se desempeñó como profesor de literatura hispanoamericana y española en la Universidad de Montana. Varios de su libros han sido traducidos al inglés por Gary J. Racz. En 2013 recibió una beca de creación literaria de la Fundación Civitella Ranieri (Nueva York).

"Hay autores cuyos textos y libros se acercan a un centro; hay otros, en cambio, que parten de un centro e irradian en múltiples direcciones. Eduardo Chirinos eligió la segunda posibilidad y su obra está marcada por el viento de las transformaciones". - Carlos López Degregori

FRAGMENTOS DE UNA ALABANZA INCONCLUSA


DEBE HABER UN poema que hable de ti,

un poema que habite algún espacio donde pueda hablarte sin cerrar los ojos,

sin llegar necesariamente a la tristeza.

Debe haber un poema que hable de ti y de mí.

Un poema intenso, como el mar,

azul y reposado en las mañanas, oscuro y erizado por las noches

irrespetuoso en el orden de las cosas, como el mar

que cobija a los peces y cobija también a las estrellas.

Deseo para ti el sencillo equilibrio del mar, su profundidad y su silencio,

su inmensidad y su belleza.

Para ti un poema transparente, sin palabras difíciles que no puedas entender,

un poema silencioso que recuerdes sin esfuerzo

y sea tierno y frágil como la flor que no me atreví a enredar alguna vez en tu

cabello.

Pero qué difícil es la flor si apenas la separamos del tallo dura apenas unas

horas,

qué difícil es el mar si apenas le tocamos se marcha lentamente y vuelve

al rato con inesperada furia.

No, no quiero eso para ti.

Quiero un poema que golpee tu almohada en horas de la noche,

un poema donde pueda hallarte dormida, sin memoria

sin pasado posible que te altere.

Desde que te conozco voy en busca de ese poema.

Ya es de noche. Los relojes se detienen cansados en su marcha,

la música se suspende en un hilo donde cuelga tristemente tu recuerdo.

Ahora pienso en ti y pienso

que después de todo conocerte no ha sido tan difícil como escribir este poema.

FUENTE: COLMILLO BLANCO

EL AMOR Y EL MAR


                                                                         Un silencio antiguo, sin tiempo,

                                                                                                   entre las ondas.

                                                                                              Vicente Aleixandre

1

DEBO APROXIMARME a una puerta silenciosa

y abrirla cuidadosamente.

Cuán inútil la experiencia, los años revueltos como plumas desgajadas

de un ave,

las sucias escamas que ocultan la delicada piel.

No plumas ni escamas.

No piel.

Sólo ojos brillando en medio de la noche

y un cuerpo núbil sobre la alfombra roja.

(¿Qué hace un cuerpo núbil sobre la alfombra roja?)

El viento esparce las cenizas del amor.

Dibuja apagadas estrellas, agujeros astillados,

largas salmodias donde un nombre obstruye para siempre la salida.

2

Contemplar el mar es contemplar un larguísimo reproche,

humedecer los ojos con palabras que el tiempo no destruya

y disponerse a soportar el peso amargo de los años.

Escuchar el mar es escuchar un antiquísimo lenguaje.

Su espuma es el vértigo,

la vana transparencia que enloquece de amor a los amantes.

Me has dado ojos para ver la transparencia

porque el mar es también una larguísima caricia.

Lo supe en prolongadas tardes de silencio y desarraigo,

tardes en que amor y soledad no eran solo dos palabras

sino un vasto paraje que sólo admitía tu presencia.

Para llegar a ti he tropezado muchas veces.

Noches enteras contando uno a uno tus cabellos,

besando con unción la punta de tus pies, imaginando

tu rostro en el rostro de todas las mujeres, tu voz

en cientos de bocas y labios inútiles.

Es tu voz la voz del mar, la voz que me llama desde dentro

con sus abismos y profundidades

con sus peces y sus olas y sus islas desiertas.

Es tu cuerpo

el que me llama y me resarce del error.

Para llegar a ti he tropezado muchas veces.

Noches enteras pronunciando un nombre, y era el tuyo.

Noches enteras acariciando un cuerpo, y era el tuyo.

Años desgajando con paciencia las plumas de un ave

para caminar sin rumbo hacia una puerta

sin saber que tú eras esa puerta.

El antiguo silencio que aún me habla entre las ondas.


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