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Brus Rubio: la defensa de la alegría

Novíssima entrevista con uno de los artistas más interesantes y versátiles de nuestro país. Entérate de las nuevas propuestas, proyectos, viajes, y exposiciones de este actor y pintor bora-huitoto que en esta entrevista destapa importantes temas que son necesarios de discutir y conocer. 

Publicado: 2017-04-11

Conozco a Brus, destacado pintor nacional, desde hace más de cinco años. Nos conocimos en Iquitos cuando yo viajé hacia la comunidad bora de Brillo Nuevo, una comunidad, por cierto, muy cercana de la suya, Pucaurquillo. Rubio es de origen huitoto por su padre, y bora por su madre. Creció viendo a su progenitor pintar para los turistas. En una declaración dada para el diario Perú21, Brus comenta: “Yo no sabía nada del mundo artístico, pero siempre he tenido tendencia a la creatividad. Me encanta tener sangre huitoto y bora, y también haber ido al colegio, del lado occidental. Dentro de mí siento una riqueza cultural, pero al mismo tiempo es un desafío”

En otro post he llamado a Brus "ciudadano del mundo", porque ha viajado con una facilidad poco usual. Gracias a su talento y a su personalidad, ha conocido París, La Habana, Los Angeles, California; y por supuesto, diversas ciudades del Perú y de Brasil. Brus, quien además de pintor es actor y activista de los derechos humanos y de la ecología, nos ha concedido esta entrevista para hablar un poco de todo. Les recomendamos leerla, porque es una ventana abierta hacia otro mundo. Hacia el suyo. 

escena de la película "la cumbre de los dioses" que brus protagoniza. créditos: nativeamericanfilms


 Viajaste a Cuba en el 2016 representando a la Galería Bufeo, a una exposición colectiva llamada “Mudas”. Esta exposición reunió a otros dos prestigiosos artistas: Christian Bendayán y Silvana Pestana. ¿Cómo describirías tu experiencia en Cuba? ¿Sentiste alguna semejanza entre ese país y la Amazonía?

Me sorprendió mucho la calidad educativa en ese país, pero lo que más me transportó de la Habana a la selva fue el olor del tabaco, en esa isla me sentí como en casa, en la maloca. También me gustó la nobleza del pueblo cubano, y en esa nobleza uno encuentra mucho conocimiento a partir de un proceso complejo, como en la comunidad indígena amazónica. Es decir, el pueblo cubano ha sufrido muchas agresiones culturales, tantas, quizás, como las que han sufrido las comunidades huitoto y bora, a las que pertenezco. Desde ahí, desde ese viaje siento que en este mundo tenemos que reconocernos ambas culturas: la occidental como la no occidental, para hacer una mirada dialogante e interactiva.

brus rubio en cuba junto con christian bendayan , Adrian Portugal, y Carlos Sanchez Giraldo.
fuente: fan page de rubio

 ¿Te inspiró este viaje para pintar algún cuadro en particular?

Sí, de hecho estoy haciendo una obra que se llama “Un ojo de la Amazonía en la Habana”. Esta obra refleja mi respeto hacia mi pueblo y hacia el pueblo cubano. Intento mostrar nuestro gusto común por el tabaco, y a la vez, por un lado, la fuerza de los seres mitológicos de mi cultura, la que heredé de mis ancestros, y por otro lado, el peso que le dan los cubanos a la lectura y a lo que deviene de ella.

brus en cuba. créditos: fan page del artista

 Cambiando de tema y reincidiendo en la pintura y en tu forma de pensarla y de inspirarte en ella: ¿Cuál consideras que es tu logro más importante?

Para mí, mi logro más importante no recae tanto en lo que pinto, aunque eso sí me genera una profunda felicidad, sino en los efectos que consigo pintando. Es decir, en conseguir que el público pueda reflexionar a partir de mis cuadros. Que quienes ven mis cuadros se “amazonicen”. Yo no me siento ajeno, sino que me siento parte de este mundo en el que sigo viajando, y al que sigo intentando “amazonizar”.

BRUS RUBIO GUIANDO SU PROPIA MUESTRA EN SALA LARCO 770. CRÉDITOS SALA LARCO 770

 ¿A qué te refieres con “Amazonizar”?

En realidad puede ser otra palabra si quieres, utilizo “Amazonia” porque pertenezco a esta región y cargo con los valores de esta. Estos valores son los que quisiera que se conozcan y que se compartan. Los valores son, por ejemplo, vivir en comunidad, compartir desinteresadamente, no manipular nuestro entorno (no jugar con los alimentos) y en ello, claro, respetar a la naturaleza. 

brus pescando. créditos: archivo personal del artista

Con esto me refiero a que dentro de mi llevo la parte mitológica, así que, si yo veo a un árbol, que me da sombra, esto que es utilitario del árbol, no borra el hecho de que el mismo árbol también tiene propiedades espirituales y que también podría sanarme de una enfermedad. En las ciudades el árbol es pensado y contado de forma muy racional. En la Amazonía es entendido de modo más espiritual y colectivo. En la ciudad se ve más “cuadrado”, es una sensibilidad más disciplinada, aunque en la amazonia tenemos “otra” disciplina, una más “sentida”. A esto me refiero con respetar a la naturaleza, a entenderla dentro de estos parámetros espirituales y no solo utilitaristas. “Amazonizar” implica mostrar la alegría que le damos al otro. 

Monilla Ámena/Árbol de la Abundancia. créditos revista "cosas"

Acabas de inventar un concepto que además, estás justificando intuitivamente. Eso me hace pensar en tu influencia o en tu relación con la antropología. Hemos conversado en otras oportunidades sobre tu interés en esta área. Tus pinturas han servido de portada para trabajos de reconocidos antropólogos como “Los pueblos de la yuca brava” de Alberto Chirif y los dos tomos de “La sociedad bosquecina” de Jurg Gasche, ¿qué es lo que rescatas y lo que no de la mirada del antropólogo hacia tu cultura, y hacia ti?

Don Jurg Gasche me hacía un diálogo de acuerdo a mi circunstancia, él respetaba mi propio proceso de crecimiento sin victimizarme. Él sabía que yo pertenecía a una sociedad agredida históricamente (me refiero al caucho) y agredida actualmente, me refiero a la discriminación que podemos sufrir en las ciudades, pero peor aún, a la violencia sutil de otros antropólogos, ellos quieren obligarte a pensar de determinar manera, eso no es respeto ni interés por conocerte.  Por ejemplo, una antropóloga, que prefiero no decir su nombre, me dijo que siendo yo reconocido en la ciudad y en mi pueblo, debería volver a mi pueblo y asumir cargos (cargos que en realidad se heredan y no pueden ser asumidos espontáneamente). Como le dije que no me correspondía hacerlo, ella me dijo que estando en la ciudad, estaría jodido. 

Rescatando un poco de los conocimientos de Don Jurg Gasche, él me dijo que todo trabajo realizado se hace con nuestro tiempo de vida, por lo tanto, así es digno de que recibas el pan de cada día. Así, es digno de que comas, de que te valores. Es así que ese aprendizaje que me dio, lo practico en mi trabajo, en mi pintura, y es una forma de compartir. Aquí quiero decir que durante mucho tiempo se viene diciendo que el indígena hace negocio con su pobreza y eso es vergonzoso. Eso me decía Gasché. Y eso me hizo reflexionar y me hizo ver la realidad de cómo estamos pensando los amazónicos. No somos pobres, tenemos muchas potencialidades, por ejemplo, el hacer arte y eso ha tenido su costo, y sigue teniéndolo, porque no es fácil.
 ¿Sientes que se te ha maltratado a ti, como artista, o a tu obra?

En varias ocasiones se han usado mis cuadros sin poner mis créditos, y también sin consultarme. Nunca he cobrado por eso, ni siquiera he tenido en donde quejarme. Prestigiosas instituciones han usado mis cuadros para invitaciones y no han puesto mis créditos, y hablo de muestras grandes y recientes. Eso me ofende, parece que como soy indígena piensan que pueden hacer lo que quieran conmigo o con mi trabajo o con mis declaraciones.  

brus en el Smithsonian Folklife Festival.
Photo Joshua Eli Cogan.

De otro lado, a mí me gusta trabajar formando alianzas, es decir, trabajar en reciprocidad. Sin necesariamente cobrar, sino ayudándonos en nuestras posibilidades. Pero este tipo de trabajo también tiene su límite. Y a veces me hace sentir que yo puedo aceptar todo, lo que sea, y no es así. Por ejemplo, el documental “Historias de caucho” (1), que se está presentando en el Lum, y en el que participo, nadie me propuso un sueldo, nunca se habló tampoco de uno, y yo tampoco lo pedí, pero confieso que sí esperaba que esto termine y no continuar más participando. He sido claro en hablar con el director, Wilton Martínez, y en expresarle que no participaré más, porque ya cumplí un ciclo, y quiero concentrarme más en la pintura, invertir mi tiempo en ella, que es lo que más me gusta y me hace sentir más independiente. Y espero que, como mi participación ya ha acabado no usen mis cuadros como portada en los discos del documental que serán repartidos en los colegios. Creo que pueden usar otras imágenes, porque esto ya compromete otra fase de trabajo, en la que prefiero no participar.

¿Tienes alguna exposición en camino?

El 5 de octubre tendré una exposición en la Galería del Centro Colich, Jirón Colina 110, Barranco. La película “La cumbre de los dioses” filmada en Los Angeles, California, y la cual protagonizo, se presentará en el CineFront en Tarapoto, en la Universidad de San Martín, y para el 2018 estoy pensando en participar en una muestra colectiva en Madrid.


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(1) Wilton Martínez, director del documental "Historias del caucho" me dijo vía telefónica, que nadie había cobrado, y que incluso él había terminado endeudado, además, que el presupuesto había sido mínimo y que las negociaciones siempre fueron transparentes y éticas con los cuatro protagonistas del documental, incluyendo Brus.


Escrito por

Andrea Cabel

PhD en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Pittsburgh. Ha publicado poemarios, reseñas y artículos críticos y de opinión.


Publicado en

de un silencio ajeno

Un espacio para la discusión de literatura, cultura y (a veces) política.