Conocí a Marco hace más o menos 6 años, cuando trabajaba en la revista Cosas y él estaba de Editor general. De humor inteligente, de palabras e ideas concretas, Marco era una máquina de buenas ideas. No por gusto había trabajado antes con una gran diversidad de autores, entre ellos: Alejandro Zambra, Pablo de Santis, Alex Ayala, Carlos Monsiváis, Alberto Salcedo Ramos, Jaime Bedoya, Pedro Lemebel. Qué tal gente. 

A raíz de su amplia experiencia en edición y en el dictado de talleres sobre este arte, Marco, quien ahora reside en Maine, ha decidido lanzarse en una aventura distinta: elaborar un taller virtual donde se junten todos los interesados y compartan experiencias sin limites de distancia o contexto. Esta oportunidad imperdible y a un costo bastante asequible, la encontré primero en su página de Facebook, y luego la conversé con él en Ann Arbor, Michigan, donde coincidimos a pesar de la nieve que nos estorbaba las rutas de llegada al congreso al que asistimos. Les recomiendo esta entrevista, donde escucharán a un maestro de la edición. Y les recomiendo el taller, que ha tenido excelentes resultados con su primera promoción. 

¿Quién es Marco?

Soy escritor de crónicas (esa mezcla de reportaje, ensayo y memoria) y también editor. O sea, me he sentado a ambos lados de la mesa de conversación. Como autor, sufro lo que sufre cualquier escritor: de falta de dinero, de tiempo, de disciplina.  

Como editor, mi trabajo consiste en leer para encontrar virtudes, problemas y soluciones en los textos. Mi libro De dónde venimos los cholos (Seix Barral) fue incluido en la lista de los 10 más significativos del 2016 de The New York Times en Español. El anterior, Día de visita (Libros del KO, Aguilar), tendrá pronto una versión cinematográfica. He dirigido la revista mutante Cometa y también Etiqueta Negra. Vivo en Maine junto a mi esposa y un perro sin pelo.

libro premiado y su autor. fuente: lee por gusto

Acerca de la clínica de edición: cómo surge esta idea, qué se hace en la clínica

Los editores, como las ballenas, son especies en extinción. Muchos escritores jóvenes me envían sus textos pidiéndome consejos. Soy editor y me he entrenado como tal en Etiqueta Negra, donde los editores podíamos pasar una mañana entera discutiendo una oración. Me encanta editar, y suelo responder a esas llamadas de auxilio con más sinceridad de la que un autor joven espera.  

La idea del taller surge para formalizar lo que ya hago. Los escritores jóvenes necesitan a gritos editores. Editores que te enseñen a leer y a pensar sobre lo que escribes. Editores que te digan no. Que te ayuden a leerte como te leerá el lector. Porque con cada oración que escribimos ganamos o perdemos a los lectores.

Este taller-clínica es un espacio a contracorriente donde leeremos nuestros textos y los editaremos en vivo; es decir, los discutiremos, comentaremos, y operaremos en ellos como se opera a un paciente.

reunión de todos los participantes del taller pasado. fuente_ marcoaviles.com

la mayor ventaja de esta propuesta: la diversidad. 

Este sábado termina mi primer taller online de escritura, y creo que la maravilla es que en él participan escritores desde distintas ciudades: Nueva York, Paris, Panamá, Montreal, Tijuana, San José, La Paz, Lima, Huancayo. Todos tienen un mundo propio y experiencias radicalmente distintas, de manera, que las charlas son alucinantes por la diversidad de referencias y problemas que cada quien trae. Decir que todos aprendemos de todos no es un lugar común: es una certeza.  

Creo que esta energía de la diversidad es algo que no se puede lograr con un taller presencial, en una ciudad específica.

charla  ¿La gente no lee o es solo una excusa? en TEd

Los editores y la resistencia de la memoria

En un mundo donde todos pueden publicar lo que les dé la gana con un clic, un editor es alguien cuya ética está a contracorriente de ese facilismo. El editor (el editor de verdad) solo quiere publicar lo que merece ser publicado. Donde todos publicamos textos olvidables, el editor trabaja para producir lo que debe ser recordado

marco presentando su revista  "cometa"credito: esteban marchand


como escritor Su primera publicación fue...
Una crónica sobre los nombre de calles y avenidas mal escritas en la Lima de la década pasada. En Lince, por ejemplo, hay una avenida llamada César Vallejo, como el poeta. Pero los carteles que la municipalidad había colgado en cada esquina decían Cesar Vallejo. ¿Fijarse en el nombre sin tilde de nuestro poeta más grande era una exageración? En El Agustino, cuya avenida principal es la Riva Agüero, una línea de autobuses anunciaba en sus carteles que iba por Rivaguero. Somos una sociedad oral. La historia salió en El Comercio, cuando yo era redactor en ese diario, y fue la primera vez que mis colegas me dijeron que les había gustado mi texto. Tenía 22 años.
la diferencia entre escribir y editar

Escribir y editar son experiencias distintas. El editor es un lector atento. El escritor es un ególatra que no quiere ver sus errores. Como escritor aprendes a ser verborreico. Como editor aprendes a valorar la brevedad, el silencio. Muchas veces la página en blanco es más valiosa que la que escrita.

fuente: el buen librero



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